13.10.10

censaciones 2010

No hay que prender la tele, eso es lo que pasa. Porque la prendés diez minutos y te dan ganas de balearte las partes con un misil tierra-aire, además de que te lima el bocho y te quema las neuronas. Por eso vuelvo a decir, no hay que prender la tele.

Porque escuchame una cosa: ¿es verdad que hay gente que le tiene miedo al censista? De ser verdad, ¡¿cómo es posible, me quiere alguien decir, cómo es posible que haya gente que le tiene miedo al censista?! Me aclaran acá que el miedo no es al censista si no a los chorros disfrazados de censistas. ¡Ah, bueno, menos mal! ¡¿Pero me están jodiendo...?! Díganme que es una joda, por favor, que es de no creer, viejo... ¿No nos estaremos pasando de pelotudos ya con esto de tragar, creer, reproducir, magnificar como imbéciles la primer pelotudez que se le ocurre a algún periodista que ese día se había tomado unos tragos de más? ¿Tantas ganas de catástrofe hay dando vueltas?

¿Tanta pero tanta distancia hay entre la realidad de la yeca y la realidad en la cabeza de la gente? Es grave, viejo, denserio... Tanta boludez empieza a asustar; nuestros sacrosantos medios libres están construyendo un pueblo de psicóticos y todos tan tranquilos, mecachendié. Transcribo: "La psicosis es un término genérico utilizado en la psicología para referirse a un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad. (...) Los sujetos psicóticos suelen experimentar alucinaciones, pensamientos delirantes, y trastornos formales del pensamiento (cambios de las relaciones semánticas y sintácticas).", y etc.


Leí por ahí una frase muy precisa en relación a estas cuestiones: poder diferenciar entre la "posibilidad" y la "probabilidad" de las cosas. Porque pongamos por caso una "posibilidad": por ahí, POR AHÍ, a algún rocho, a ALGÚN rocho, se le ocurra disfrazarse de censista. Pongamos por caso que POR AHÍ lo logre con cierto donaire como para que alguno se trague el camelo. Pongamos por caso que POR AHÍ algún funcionario más o menos corrupto le venda la credencial que le hace falta para completar el disfraz. Pongamos por caso que POR AHÍ ese fulano, entre varios millones de personas a ser censadas, justo le toque el timbre a uno. Pongamos por caso que uno, que a esta altura ya anda medio precavido, lo relojea y si por alguna razón no le cae bien la jeta decide mejor no dejarlo entrar, ya que no es obligatorio y por las dudas. Pongamos por caso que POR AHÍ en ese momento no hubiera nadie en la calle (recuerde que esto es a pleno día, con los vecinos quizás en la puerta, justamente, esperando al censista, y con muchos censistas reales dando vueltas) y el tipo decida entrar de prepo, POR AHÍ, bufoso en mano. Pongamos por caso que efectivamente entre y que lo robe. Pongamos por caso que POR AHÍ nuevamente no haya nadie en la calle y logre salir y escapar por fin con la montaña de electrodomésticos recién sustraídos. Todo esto, por supuesto, puede llegar a pasar, claro. ¿Pero no serán demasiados POR AHÍ como para andar generando una psicosis colectiva de tamañas proporciones de pelotudez? Digo, puede pasar, pero es poco probable.

Y digo todo esto, ahora sí, sin desmerecer a nada ni a nadie, y sin negar que la cosa está brava, cómo no, y la "inseguridad" es una realidad cierta para mucha gente víctima de delitos de una gravedad que sorprende por lo brutal. Pero eso es una cosa y otra es la manipulación que de eso se hace, sobre todo porque hay alguna gente a la que le conviene que vivamos cagados de miedo y encerrados en nuestras casas.

Así que mire, señora, señor, hágame caso y va a ver cómo le cambia la vida, como "baja" la inseguridad en el acto: apague la tele. Y listo el pollo. Después, no sea gil, tenga cuidado y no ande regalado. A ver si todavía lo chorean...

En fin...

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