4.9.09

Habitués, cantores de historieta...

El 4 de septiembre de 1957 en la Hora Cero Semanal que te comprabas en el quiosco aparecía el primer capítulo de El Eternauta, el original, de Héctor Oesterheld, con dibujos de Solano López. Inmejorable ocasión entonces para celebrar el Día de la Historieta y para homenajear a tantos genios que han dado estas pampas.

No voy hacer aquí un resumen de la historieta argentina, que no alcanzaría el tiempo y el espacio, desde la mitológica Caras y Caretas de principios del otro siglo, a Dante Quinterno con Patoruzú, las minas de Divito, García Ferré, Don Fulgencio, Afanancio. Fontanarrosa con Inodoro y el entrañable Mendieta, Boogie el aceitoso. Don Joaquín Lavado y Mafalda. Caloi. Y etcétera, etcétera, etcétera. Y etcétera.

Pero sí quiero hacer aquí dos menciones especiales, dos homenajes. Un poco al azar, y otro poco por razones del propio corazón. Ignoro qué tan relevantes pudieran haber sido para otras personas, pero hay cosas que a uno lo acompañan mientras crece y que sin querer lo marcan para siempre.


Uno: El genial Robin Wood, un guionista de la hostia, que pocos conocen, y que entre otras cosas, creó al sumerio Nippur de Lagash y a Dago, el renegado. Personajes profundísimos, historias terribles, sencillas, conmovedoras, que salían en las revistas El Tony, Intervalo, D’artagnan. Creo que aprendí más sobre la Ética leyendo a Nippur y a Dago, que en cualquier librote, apunte del CBC, o similar.





Y dos: aquella Revista Fierro a Fierro, la de las “historietas para sobrevivientes” en aquel ’84, la que dirigía Sasturain, la que tenía las tapas del cordobés, infernal, Chichoni...
 


Menciono al azar (lo que me acuerdo): Las duplas geniales de Trillo & Saccomanno, Muñoz & Sampayo con Sudor Sudaca, los guiones de Sasturain, de Piglia, de Saborido. Mandrafina. Barreiro. Los dibujos de Alberto Breccia, con Perramus (¡Perramus, con guión de Sasturain!), y los del otro Breccia, Enrique, el hijo, con el desopilante y bizarramente peronista Sueñero (todavía no puedo decidir, y no lo voy a hacer nunca, cuál de los dos, si padre o hijo, me gusta más). Ficcionario de Horacio Altuna (¡las minas que dibujaba Altuna, por dió!), y el Último Recreo con guión de Trillo, otro animal. ¡Polenta con pajaritos de El Tomi! El inigualable, exquisito dibujante, Nine. Los cruces con otros grandes de por ahí: el Tano Hugo Prat con el Corto Maltés, Manara, Giménez, Moebius... Y más...








 Saludo entonces a todos esos tipos que, como consideran algunos, desde un “arte menor” (¡ja!) se quemaban las pestañas y la gorra aportando, apostando, indagando, creando historias increíbles, terribles, oscuras, en ese momento, después del Terror, después de Malvinas.
Saludo también a todos los que tuvimos la suerte de ir creciendo mirando, aprendiendo, eligiendo, leyendo esas historias.


Los que saben de lo que hablo, recordarán y brindarán conmigo. Los que no, vayan hoy sin falta al Parque Centenario, se compran un par de números, y después me cuentan.

¡Salute!


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