11.10.09

Che, acá hay unos cosos que dicen que vienen a descubrirnos...

-¿Que qué? Decile que vuelvan mañana.

Tan tranquilos que estábamos por estos lados...y ¡zas!, nos descubrieron. Maldito el día, mecachendié...



Hoy, al onceavo día de un mes octubre de un año 1492 de un calendario extraño, no "descubiertos" todavía, la historia de América la escribían manos americanas (la América se llama como se llama en honor a un navegante florentino, italiano. ¡Qué cosa, no?!). Para esa época el "Nuevo Mundo" era ya viejo, muy viejo. Y lleno de gente, además. Y de cultura.

Después, como decía, nos descubrieron los europeos, tipos gentiles, inteligentísimos y generosos que, por suerte, vinieron a traernos la civilización, que ya teníamos, a otro dios, que también teníamos, y las armas de fuego, que por suerte no teníamos, entre otras cosas. Ay, ay, ay... ¡Qué mala leche! Si nos hubieran descubierto los chinos, por ejemplo, por lo menos sabríamos kunfú, que tiene toda la onda...

Porque mire que si hay algunos que han hecho cagadas a diestra y siniestra, a lo largo y a lo ancho del orbe todo, son los europeos. Debe ser que están todos medio juntos ahí en ese lugar tan chiquito que no les queda otra que salir a cagarle la vida a la gente de los lugares más distantes.



-Che, ¿y si volamo' a la mierda la estuata esa de Colón que está ahí atrás de la Casa Rosada, eh? ¿Taría, no? ¿Eh? Y de paso cañazo la de Julito Roca...

Y sí, estaría...

Ojo, cabe aclarar que no queremos cometer la torpeza, sería una impostura, además, de renegar de la inmigración que nos parió, de lo que de sangre española e italiana, francesa, alemana, portuguesa, polaca, turca, rusa, árabe, etc., tenemos en las venas. Y de lo mucho bueno y noble que nos dejaron los abuelos inmigrantes que vinieron a yugarla. El tango, sin ir más lejos, es una fruta mestiza. Como la murga, la zamba, todo nuestro folklore, bellas flores nuestras, propias, nacidas acá de imposibles mezcolanzas. Cultura criolla, mestiza, decía, la nuestra: americana, europea y africana.

Pero no sería, si no que es, un acto perverso y criminal, nada inocente, además, heredero de una invasión y un genocidio, renegar de nuestra condición y tradición americana, nuestra sangre y nuestro color de piel, hijos de la América del sur, libre hoy de algunos imperios, colonia... todavía colonia de otros imperios más sutiles. Y de otros que de sutiles no tienen nada.

Personalmente, me da vergüenza pensar que sabemos hablar inglé, y nada pero nada de quechua o guaraní. O peor aún, pensar que todavía existen infrahumanos en este ispa, pobres, que creen que decir "boliviano" o "paraguayo" (de los pueblos nuestros los más dignos, los más altos) es un insulto. Hay algo que funciona mal, muchachos, muy mal. Y bueno, así nos va. Ooooooooh, maldición de Malinche...


Wiphala, emblema aymara y bandera del Collasuyo (Qulla suyu), una de las cuatro provincias o regiones (suyus) en la que estaba dividido el Tahuantinsuyo (Tawantinsuyu), el imperio inca. El Collasuyo era la parte sur, que desde el Cuzco como centro abarcaba Bolivia, el norte de Chile y el noroeste argentino hasta Mendoza.


Los Habitués hoy salen temprano a tomar un poco de sol, Inti pa´los amigos, y a saludar con reverencia a nuestra hermosa Pacha, como corresponde. Después, hacen un brindis dedicado a todos los hijos de los pueblos nuestros, de por estos lados, y hacen votos pa' que los hijos de la América, por fin, se miren, se vean, y, ya va siendo hora, la verdá, se reconozcan.

Aprovechemos el día, entonces, que está lindo, porque éste todavía es nuestro. Y mañana, no sé, vemos...

¡Salute, hermanos!

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