17.1.09

AL MÁS HABITUÉ DE TODOS, ¡SALUTE, MAESTRO!

Hago falta./ Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco,/ si no estoy. Siento que hay un sitio para mí en la fila,/ que se ve ese vacío,/ que hay una respiración que falta,/ que defraudo una espera./ Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero,/ el amor del que me aguarda lastimado./ Falta mi cara en la gráfica del pueblo,/ mi voz en la consigna,/ en el canto,/ en la pasión de andar,/ mis piernas en la marcha,/ mis zapatos hollando el polvo,/ los ojos míos en la contemplación del mañana,/ mis manos en la bandera,/ en el martillo,/ en la guitarra,/ mi lengua en el idioma de todos,/ el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos".
(fragmento de "Guitarra negra")


Un 17 de enero de hace como veinte años, a los cincuenta y dos años de su respirar, se iba pa'l cielo de los poetas y los cantores Don Alfredo, el Zita.
Va este humilde homenaje habitué para el cantor enamorado de su pueblo, de la voz y las guitarras de su pueblo, de los pueblos nuestros. De todos los compañeros, el más amigo, el más hermano.
Ojalá la vida, o lo que venga después, nos permita compartir con usted un vino en silencio, mientras algún ángel guitarrero bordonea una milonga, preferentemente oriental, del paisito que casi, casi, para nuestro gusto, lleva su nombre.
¡Salud!

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