21.10.09

Los Habitués: radiografía política (parte II). La vereda.

Entrando en el tema este de las veredas... Las reflexiones (¿?) políticas Habitués parten de la premisa de que este mundo se divide en dos grandes campos, llamados veredas, o modalidades espirituales: por un lado están los hijos de puta y por otro, los que no. Los primeros, si bien son relativamente pocos, en general son los que tienen la sartén por el mango (no importa el tamaño de la sartén sino el hecho de tener el mango, algún mango, bien agarrado). Como suele decirse en el barrio, los dueños de la pelota.

Los otros son muchos, muchísimos más, por suerte, y llenan el mundo y la existencia de belleza, arte, dignidad, generosidad, hidalguía, ciencia, alegría, etc., etc., etc., pero en razón de la variedad lamentablemente les cuesta un perú ponerse de acuerdo en algo, así es que andan, andamos, como bola sin manija. Razón por la cual los otros, con una nadita de esfuerzo, siguen en la suya lo más panchos cagándole la vida a la gente, sin que nadie les mee el asado ni les moje la oreja.

Los Habitués, cómo no, también hacen gala, o son víctimas, de esta dificultad para ponerse de acuerdo en la más mínima cosa, tanto así que por debajo de una difícilmente lograda identidad más o menos común, que eso sí, defienden a capa y espada, las internas los atraviesan feroces, ferocísimas (ya hablamos antes del modo en que sostienen sus discusiones), al punto de llegar al extremo, como dijimos, de irse a las manos o dejar de hablarse en algunos casos durante décadas. Por suerte, espíritus inconstantes, en general la causa de la ofensa se olvida pronto, o se firman temporarios armisticios ideológicos a la hora de tomarse un vino o ponerse a cantar algún tanguito. Que es lo que más les gusta hacer y, por lo tanto, lo más importante.

(Continuará...)

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