31.10.09

Brujas te voy a dar yo, cabeza de zapallo...

El otro día andábamos a altas horas por Palermo a secas (nos negamos a usar la sarta de nombres de porquería que le vienen adosando al barrio) y nos encontramos en un bar con un extraño objeto: una calabaza con agujeros y una vela adentro. Esto yo lo vi en algún lado, dijo Crespi, algo perplejo. Qué pelotudez, ¿no?, dijo Norton. Con la comida no se juega, sentenció, serio, Vittone.

Porque ¿qué es eso de andar recortando zapallos? ¿Estamos todos locos? ¿Dónde se ha visto? Porque digo, en estos pagos jamás se había visto semejante cosa. Mañana es treintiuno de octubre: Halloween, explicó, políglota, Moscato. ¡Jálouin! ¡A la perinola! Los Habitués se persignaron erizados los pelitos de la nuca (a veces se cagan bastante en las patas, hay que decirlo), ¡avemaríapurísima!, gritó Pernod, ¡sinpecadoconcebida!, soltaron los demás a manera de contraconjuro y ahí nomás salieron rajando, por las dudas, no sea cosa, convencidos de que estaban ante una nueva y acechante estratagema del Imperio para robarles el alma.


¿De dónde salió este asunto de jálouin, fiesta foránea, otra más, que nos quieren enchufar? Antes de continuar bien vale una aclaración: los Habitués, a priori, no están en contra de lo extranjero; mucho menos de las extranjeras. Y muchísimo menos de las fiestas. ¿Con extranjeras? De ninguna fiesta, Campari. El mundo es tan ancho, y redondo, dicen, que debe estar lleno de cosas maravillosas, fiestas populares de puta madre, la del chancho con pelo por ejemplo, que uno ni siquiera sospecha. Muy bien: bienvenidas sean. Las fiestas y las extranjeras. Pero che, en este caso, ¿no será mucho? ¿No nos estarán tomando un poco por boludos? ¿Que vemos cualquier gilada por televisión y salimos corriendo a comprarla o imitarla? Y ahí, justamente ahí, está la madre del borrego. Las madres de los borregos que se gastan una fortuna en un disfraz de juguetería pensando que, como sale en la tele, debe ser ¡¡¡redivertido!!!, ¿no?

Sin ninguna imaginación y disfrazados de mostros de molde, manufacturados, muy al gusto de jólibud, los niños deben salir a tocar timbres y gritar ¡dulce o treta!, con voz finita como corresponde a su condición. ¿Perdón? Esquiusmi, aidonanderstánuncatzo, diría yo antes de proceder a cerrarles la puerta en las mismísimas y pequeñas naricitas. Cosa seria, mecachendié... Rajá de acá o se pudre, Draculeta...

Lo que siguió a este triste descubrimiento fue una honda preocupación y una pregunta: ¿cómo hacemos, qué podemos hacer, para contener el aluvión de pelotudeces que nos llueven a diario desde el norte? (Como sainpatric, por ejemplo, San Patricio en buen criollo... ¿alguien anduvo por el centro ese día? Bueno, manadas desaforadas de nabos vestidos de verde y con pinta de júligans tomando birra que da calambre. Los Habitués sabemos hacerle el honor a una buena pinta de cerveza de vez en cuando, pero muchachos, qué necesidá de andar haciendo el otario pa' las cámaras...).

Indignados y decididos a tomar cartas en el asunto, con la Noche de Brujas encima, nos pusimos a evaluar distintos cursos de acción. A saber:

Salir por el barrio el sábado a la tarde a tocar el timbre a los vecinos explicando que estos grupos de inocentes, simpáticos y sonrosados querubines son en realidad conspiradores a sueldo de la CÍA. Y que, por supuesto, no hay que darles nada de lo que exijen, ni caramelos, ni agua, ni petróleo, ni lamadrequelosparió.

Otra propuesta fue la de salir a la noche a increpar directamente a los niños involucrados:

-A ver, mocito, ¿me quiere decir de qué corno viene usted disfrazado? Ahá, de esqueleto sangrante... Y digamé, ¿el disfraz se lo hizo su abuela? Ah no, lo compró ya hecho. Ahá. ¿Y no le da vergüenza? Ah, no le da. Me dice por favor dónde vive que tengo que decirle unas palabritas a sus papás...

La discusión venía peliaguda y finalmente derrapó cuando uno, no voy a decir quién, propuso aprovechar la volada y salir nosotros mismos disfrazados de niños-que-a-su-vez-están-disfrazados-de-mostros y tocar el timbre a los vecinos al grito de ¡vino o treta! Por ahí ligamos algo, ¿pueden creer que dijo...? (la versión original rezaba ¡vino o te quemamo' el rancho, te quemamo'! Increíbles algunos Habitués). Sin entrar en argumentaciones más complejas la idea se rechazó de plano por las dificultades que presentaba el hecho de intentar hacernos pasar por niños. A nuestra edad y con esta busarda, muchachos, dijo otro (tampoco voy a decir quién).

La alternativa finalmente votada por unanimidad fue la que se consideró más contundentemente pedagógica:

¿Querés Noche de Brujas? Noche de Brujas te vamos a dar, y a atenerse a las consecuencias, fue la consigna. Se programaron entonces ataques relámpago. Esperar emboscados (detrás de árboles añosos, en zaguanes oscuros, adentro de algún contenedor de basura) las alegres caravanas de infantiles mostrencos para salirles al paso con un aterrador rugido y las manos en forma de garra al grito de ¡aaaahijunaconlalobunaasílosqueríaagarrarmangadecipayos, sevanrajandoyamismopasuscasasmocososatolondrados!, y a ver si así les quedan ganas de andar instalando festejos ajenos pa' llenarles los bolsillos a más de un rana. Y que le vayan a cantar al Jinete Sin Cabeza.

A la hora de escribir estas líneas algunos Habitués deben de andar por ahí correteando y espantando, y, hay que decirlo, divirtiéndose como locos, cumpliendo la misión encomendada. Supongo que mañana los comandos de combate "La Momia Blanca" y "Ni loco te cruzo solari el descampado" emitirán sus respectivos comunicados dando cuenta del resultado de las acciones. Cuando salga el sol veremos en qué termina todo esto. Si con el triunfo de los muchachos o la definitiva victoria de las huestes imperiales.

El Carnaval de Juanito Laguna, Antonio Berni, 1960

Damos por finalizado este acto no sin antes dejar un saludo y un brindis en honor de tanto monstruo nuestro devaluado y negado: el Hombre de la Bolsa, el imponderable, total, oscuro y nunca visto Cuco, el Lobizón, qué sé yo, la Llorona, el Alma Mula, la Luz Mala, el mismísimo Mandinga, sin ir más lejos, que han poblado de terribles, y deliciosos, terrores nocturnos nuestra infancia, los primeros fogones, los rincones oscuros.

El otro brindis es obligado y va en honor del Carnaval nuestro, que está acá a la vuelta de la esquina, en un par de meses nomás, y que tiene mucha más onda. Se juega con agua, como corresponde a la época del año, los chicos corren a las chicas y viceversa, la gente sale a la vereda, chicos y grandes se disfrazan de lo que les viene en gana, y una ropa vieja y vistosa, una sábana, algo, un corcho quemado más algún coso encontrado pa' completar alcanzan (y sobran) para divertirse y ser felices un rato.


Con la satisfacción de la tarea cumplida, los Habitués se van a apoliyar un rato y a juntar fuerzas pa' seguir combatiendo, a puras voces y bombo con platillo, humildemente, desde su sencillo oficio de cantores, a los monstruos de verdad. No hace falta y no los voy a nombrar, todo el mundo los conoce. O por ahí sí hace falta, que anda un poco confundida la gente. Usté dirá: hambre, egoísmo, miedo, paco, miseria, desprecio, UCEP, algún que otro cardenal, algún que otro empresario, algún que otro ex-comisario, y siguen las firmas...

Señores, señoritas: ¡Salute! Y hasta más ver.

27.10.09

Carlos, acá... usted póngase en el medio. Ahí, perrrfecto... ¡Whisky!

Revolviendo viejos papeles encontramos esta imagen. Un tesoro habitué: la única foto con el Zorzal...



La imagen, un poco ajada, fue tomada por un fotógrafo anónimo en febrero de 1935, durante un baile de Carnaval en el Club Estrella de Maldonado, cuando Carlitos decidió darles una mano a los muchachos y hacer valer su fina estampa como garantía de calidad.

Días después iniciaba su gira final y se nos terminaba yendo pa'l cielo.

Esa noche don Carlos les regaló a los presentes una versión a capella de Siga el Corso. Los Habitués, boquiabiertos, decidieron incluirla en su repertorio.

Un comentario aparte merecen las chicas que aparecen. Dice Crespi que eran unas amigas de él, y que se llamaban Isabel la morocha y María Eva la rubia. También dice, rencoroso, que nunca ninguna de las dos le dio pelota. Y bué, qué querés, al lado de Carlitos...


Para los que vienen diciendo que los Habitués somos unos advenedizos (claro, ahora que el tango está de moda y que el campeonato de baile lo ganan unos chinos...), les decimos a coro y en Do mayor (con perdón de las damas): ¡chupate esta mandarina! Y que la sigan mamando...

Sin palabras. Cuando uno es grande, es grande, qué se le va a hacer...

¡Salú!

21.10.09

Los Habitués: radiografía política (parte I).

O De cómo la incoherencia puede llegar a ser bandera.

La identidad política de los Habitués es otro de los misterios de los que hablábamos antes. Cuando están todos juntos gustan definirse con algo de vaguedad (con algo de vagancia, para ser más exactos) como peronistas. Criollos, porteños, tangueros atorrantes y peronistas, por entender quizás que en este increíble y contradictorio lugar del culo del mundo casi nada queda por fuera de esta última definición. Los Habitués (bah, algunos…) sostienen, o mejor dicho sospechan, que no existe la posibilidad ontológica de haber nacido por estos lados y no ser peronista, de lo que se infiere que, siguiendo esta poco menos que delirante teoría, habría un montón de peronistas que lo son aún sin saberlo y, sobre todo, aún sin quererlo.

Si los apuran un poco, o cuando empieza a ser “nesario” (¿no te digo?, todos peronistas, hasta las ratas) separar la paja del trigo, y un poco en honor a los dignos y queridos anarcos de principios del siglo… pucha, me hago lío a veces..., bueno, del siglo dieciveintimasomeno, pero principalmente por culpa de algunos peronistas como el del comienzo del párrafo, los Habitués se autotitulan con orgullo como anarco-peronistas, creyendo que con eso explican algo a estas alturas, y sin caer en la cuenta, o quizás todo lo contrario, del sinsentido que aquello representa. Otras veces, es medio según el día, o la humedad, se presentan como peronistas de Agustín Tosco, y a ver quién se atreve a matarles el punto. Ya que, peronistas trasnochados, de la primera hora… del día, cuando se van a dormir, si es que duermen, y de los tiempos, porfían que el peronismo existía aún antes de que naciera el mismísimo Pocho, por lo que el famoso general vendría a ser algo así como la encarnación mortal, una entre tantas, de una fuerza cósmico-telúrica de raíz inmemorial y profunda, a la sazón morena, americana y quilombera. Pa’ mí que un poco exageran, pero bueno, qué querés, son cantores…

Así que dicen sin pudor que San Martín y Belgrano eran peronistas, Artigas y Andresito peronistas de pura cepa, Moreno, aunque un poco jacobino, también, Martín Fierro y Juan Moreyra, el Chacho Peñaloza, etc., sin ir más lejos. Bolívar, Camilo Cienfuegos y Gardel, por citar al tuntún, también caen en la volteada, y a la hora en que las botellas de vino se amontonan sobre la mesa Platón y Aristóteles, aunque medio peleaus entre sí, también son, por supuesto, filósofos peronistas. Y el Flaco, claro, Jesucristo. Y Judas también, quéselevacer. Las evidencias, según ellos, son abrumadoras. Y Eva, claro, la capitana, la más peronista de todas, de lo que fácilmente se deduce que Adán también lo era, así que imaginate.

Más acá de estas incongruentes definiciones es claro que los Habitués gustan de discutir de política, apasionada y acaloradamente, y aunque como se ha visto se resisten a ponerse cualquier camiseta más o menos ceñida, enseguida toman (algún) partido. Más de una vez han llegado al borde de recontrarrecagarse a piñas ahí en el bar por un quítame de ahí esas pajas, sutilezas ideológicas, dicen, aunque hay que decir que las más de las veces las razones son totalmente incomprensibles (para ellos mismos, a mí no me engañan). Todo sea para defender el honor, de paso ganar la discusión, si pueden, y dejar bien en claro que saben poner el pecho si hay que defender una causa. Sea ésta cual fuere, claro está, que es lo de menos. Aunque ojo, siempre, siempre de este lado de la vereda.

(Continuará…)

Los Habitués: radiografía política (parte II). La vereda.

Entrando en el tema este de las veredas... Las reflexiones (¿?) políticas Habitués parten de la premisa de que este mundo se divide en dos grandes campos, llamados veredas, o modalidades espirituales: por un lado están los hijos de puta y por otro, los que no. Los primeros, si bien son relativamente pocos, en general son los que tienen la sartén por el mango (no importa el tamaño de la sartén sino el hecho de tener el mango, algún mango, bien agarrado). Como suele decirse en el barrio, los dueños de la pelota.

Los otros son muchos, muchísimos más, por suerte, y llenan el mundo y la existencia de belleza, arte, dignidad, generosidad, hidalguía, ciencia, alegría, etc., etc., etc., pero en razón de la variedad lamentablemente les cuesta un perú ponerse de acuerdo en algo, así es que andan, andamos, como bola sin manija. Razón por la cual los otros, con una nadita de esfuerzo, siguen en la suya lo más panchos cagándole la vida a la gente, sin que nadie les mee el asado ni les moje la oreja.

Los Habitués, cómo no, también hacen gala, o son víctimas, de esta dificultad para ponerse de acuerdo en la más mínima cosa, tanto así que por debajo de una difícilmente lograda identidad más o menos común, que eso sí, defienden a capa y espada, las internas los atraviesan feroces, ferocísimas (ya hablamos antes del modo en que sostienen sus discusiones), al punto de llegar al extremo, como dijimos, de irse a las manos o dejar de hablarse en algunos casos durante décadas. Por suerte, espíritus inconstantes, en general la causa de la ofensa se olvida pronto, o se firman temporarios armisticios ideológicos a la hora de tomarse un vino o ponerse a cantar algún tanguito. Que es lo que más les gusta hacer y, por lo tanto, lo más importante.

(Continuará...)

Los Habitués: radiografía política (parte III). Las fracciones.

Líneas internas o fracciones, hay varias. Cabe aclarar que, como someramente se explica en el primer capítulo, todas ellas se asumen peronistas, y, la verdá, me gustaría saber cómo se las ingenian para sostener tal cosa, pero bué. Son, a saber:

La más numerosa y bullanguera es la fracción peronista-peronista, o requete-peronista, la que sostiene básicamente que Evita estaba refuerte y que el Diego, Gardel y Perón son ni más ni menos que la Santísima Trinidad (no se sabe muy bien quién es quién, quién el hijo, quién el padre, quién el espíritu santo, pero se ve que no importa tanto si, de última, son tres y uno al mismo tiempo). Hinchas de Boca además, de tardecita se sientan con el mate en la vereda, se llevan dos o tres pares de alpargatas para tener algo pa’ leer, y viven en bulines hace tiempo sin parquet (y decí que no trabajan, que sino se irían derechito para casa). Si andan cabreros suelen soltar la críptica consigna “5x1” y agarratecatalina. En esos momentos es mejor tomarse el primer buque que pase…

Esta fracción se superpone con la fracción que se autotitula más-o-menos-peronista, un poco menos ortodoxa, que se permite abrevar en otros charcos ideológicos. Coquetean con el socialismo... perdón, esto no es exacto, en realidad coquetean con las socialistas, no se acomplejan si el destino los ha hecho hinchas de River, y, por ejemplo, de vez en cuando leen a Cortázar y a Borges (cuando esto ocurre son acusados de “satánicos” por los otros). El punto más fuerte en común: éstos también sostienen que Evita estaba refuerte.

Un parrafillo aparte merece el hecho de que unos y otros, los réquete y los masomeno, comparten y padecen un oscuro síntoma: toda vez que en la mesa del bar alguien hace referencia a las "masas", se transforman. Empiezan a transpirar, tiemblan y los ojos se le inyectan en sangre. Fobia, dicen los especialistas consultados. Ma' qué fobia ni qué ocho cuartos, dicen ellos. Para masa, masa fina; el pueblo tiene cara, historia, nombre y apellido, gritan, y ahí nomás se desmayan de pura indignación ante tamaña e irrespetuosa abstracción. Pasado el chubasco se van pa' la Plaza de Mayo, a tomar el solcito. Qué saben éstos de "masas", haceme el favor, todavía putean por lo bajo.

Existe, claro está, una fracción peronista-K, muy de moda en estos tiempos, pero por Karlitos, el mayor de los hermanos Marx. Éstos son acusados por todos los anteriores de supersticiosos, ya que, éstos no, aquellos, empecinadamente sostienen que no, que no puede ser, que tal cosa es imposible ya que NO HAY VIDA más allá de las fronteras latinoamericanas, y que el marxismo es un invento de los medios. Los más contemporizadores, de aquellos, dicen que por ahí sí, que vida hay, que debe haber, pero también sostienen que todo aquel que hable y piense en alemán o en ruso es, para un criollo, poco menos que un marciano, y viceversa. Hay que decir que algunos Habitués a veces se pasan… Los K por su parte ni se inmutan y abroquelados ahí en su mini-soviet acusan a los otros de “bonapartistas”, los que tampoco se inmutan, quizás porque no saben qué cornos quiere decir. La Historia nos dará la razón, ya van a ver, dicen los K, y dejan entrever que ya tienen todo organizado, más o menos lista la toma del poder y la dictadura del proletariado, y esperan que se cumplan las inefables leyes del universo mientras silban La Internacional en tiempo de murga.

(Continuará…)

Los Habitués: radiografía política (parte IV). Las fracciones (continuación).

Aunque como dijimos todos los Habitués son por naturaleza medio anarcos, la fracción anarco-peronista-pura-pura rompe los huevos incesantemente para que los arreglos musicales se hagan entre todos, a lo que Crespi se niega rotundamente y amenaza incesantemente también con que si le siguen rompiendo las pelotas con lo de la democracia creativa un día de estos se hace stalinista, o lisa y llanamente se manda a mudar, se va a la mismísima madre que los parió a todos y que los arreglos los haga Magoya, a ver si suena lindo, y chaupinela…

La fracción peronista-trotskista puso el grito en el cielo con las amenazas de Crespi (hay que decir en su favor que éste en un ataque de furia los amenazó con entrarles a martillazos en el marote) y se escindió, indignada, para volverse a escindir de sí misma posteriormente indignada por otra cosa, y, pasado el tiempo, nuevas indignaciones y nuevas escisiones, hoy sobreviven como organismos unicelulares. Los extrañamos un poco, son tan lindos, pero hace rato que ni se los ve. En qué andarán…

La fracción chino-peronista a la final se terminó yendo también porque, aunque se expresaban en perfecto castellano y no en chino como podría presuponerse, nadie entendía lo que decían, ni mucho menos las razones que esgrimían. Se ve que intentar superponer y/o expresar ideogramas en la florida lengua de Castilla es una tarea poco menos que imposible. Cosas que pasan…

Los demás, que son los menos, zanjan toda cuestión declarándose ateos. O dicen, como decía el Mono Gatica, “yo nunca me metí en política, yo siempre fui peronista”, y se van a tocar la guitarrita.

Quizás haya que aclarar por las dudas que a la fracción merdo-peronista, bautizada de esa manera en forma casi directa por el General en una de sus célebres frases, e integrada, a saber, por los facho-peronistas, las ratas del carlo-peronismo y sus amigos, el mafio-peronismo, el fraude-peronismo, el tinelli-peronismo, el empresario-peronismo, etc., se le ha hecho saber hace tiempo que no es bienvenida en las tertulias habitués, por considerarse que esta gente hace rato cruzó de vereda pa’ aliarse con el enemigo histórico. Por suerte, ellos tampoco tienen ningún interés en juntarse con nosotros.


En algún momento hubo un sector progre o casi-peronista, pero se fue diluyendo solo, ya que los muchachos fueron llegando a la conclusión que aquello les daba mufa, era demasiado aburrido el asunto, como todo lo que tiene sabor a poco, y empezaron a sospechar que por una razón o por otra se estaba amarreteando ahí algo de coraje, para llegar a la convicción más o menos general, junto a don Alfredo, que “el que no cambia todo no cambia nada”, y-de-áhi es que sueñan entonces con grandes quilombos, absurdas batallas, revoluciones, el pueblo en las calles, mareas clasistas; sueñan con tomar, agarrar o no sé, por lo menos hacer algo con el poder, por fin hacer un poco de justicia, poner a Discépolo de presidente (ah, ¿se murió Discépolo?, cagamos... ¿y ahora? Bueno, vemos...), declarar obligatorio que se cante en las esquinas, y poblar de corsos subversivos, desaforados, todas las callecitas del suelo patrio, y por qué no del mundo, ya que estamos. Entre otras cosas.

(¿Continuará...? No sé, no creo. O por ahí sí. No sé. Misterio.)

Los Habitués: radiografía política (parte V). Colofón.

A manera de colofón cabe aclarar que los Habitués intuyen que todo este despipiole ideológico se da en un plano más bien pelotudo y egoísta del asunto y que depende más bien de una cuestión de puntos de vista, o de llamar a las mismas cosas con otros nombres, un poco por costumbre, historia o gusto personal. En lo que a ellos respecta, jamás pondrán en duda lo que late en el corazón de sus compañeros, cada uno con su ritmo y su compás, y sean éstos de la fracción que fueren, porque antes que nada se quieren y sobre todo se respetan. Y, como dijimos antes, el mundo está lleno de gente valiosa de todos los colores. Y la tarea es ardua.

Los Habitués todavía gustan de imaginar mundos donde lo bueno y lo bello no cuesten dinero, donde todo el mundo tenga lo que necesita y nadie pero nadie se saque ventaja. Si vamos pa' allá, tenemos que ir todos, por lo menos todos los que podamos, así que, señores, me parece que ya va siendo hora de dejarse de joder con algunas cosas...

Así que señores, señoritas, a sacarse las camisetas y..., y..., perdón, me distraje... ¡Y qué sé yo! ¡Guarda la tosca...!


¡Viva Perón!, ¡viva la anarquía! ¡Y hasta la victoria siempre!

Compañeros, compañeras: ¡salú!

males que conocen todos, pero que naides contó (con yapa)

Miré usted, hoy es el aniversario del fallecimiento de don José Hernández, hace cientoveintitrés años... ¡ahijuna con la lobuna, velay pué!



...
Yo he sido manso primero,
y seré gaucho matrero;
en mi triste circunstancia,
aunque es mi mal tan projundo,
nací y me he criado en estancia.
pero ya conozco el mundo.

Ya les conozco sus mañas,
le conozco sus cucañas;
sé como hacen la partida,
la enriedan y la manejan;
deshaceré la madeja
aunque me cueste la vida.

Y aguante el que no se anime
a meterse en tanto engorro
o si no aprétese el gorro
y para otra tierra emigre;
pero yo ando como el tigre
que le roban los cachorros.

Aunque muchos creen que el gaucho
tiene alma de reyuno,
no se encontrará a ninguno
que no le dueblen las penas;
mas no debe aflojar uno
mientras hay sangre en las venas. 


El Gaucho Martín Fierro, capítulo 6 (fragmento) 

Para él, pa' don José, para Fierro y especialmente para Cruz, y en ellos, pa' tuitos los gauchos perseguidos, nuestro homenaje. 

Y de paso, de colado, o de yapa, pa' don Carlos Castagnino, uno de nuestros dibujantes y pintores preferidos, el de los colores deslumbrantes, que en 1962 ilustró a Fierro así:





¿Qué tul? ¡Salute, maestros!

19.10.09

¡Santa noche habitué de milonga, tango y murga!

domingo 25 de octubre
LOS HABITUÉS
y
La Santa Milonga
 

Espacio Cultural Arcoyrá
Humberto Iº 2758
 
20:30 hs PUNTUAL

Entrada $ 15

reservas: 4308-6253 / info@arcoyra.com

¡Salute!

17.10.09

el subsuelo de la patria sublevado (y no lo digo yo, lo dijo Scalabrini...)

(Inconexos fragmentos, y homenaje de por medio, de la crónica "Los Habitués: radiografía política" o "De cómo la incoherencia puede llegar a ser bandera". Flores dice que la va a ir presentando por entregas, porque es muy larga y no hay que atorar a los lectores del coso, que son medio fiacas. Entre nos, pa' mí que todavía no la terminó de escribir, y que el fiaca es él... Veremos si cumple.)

(...) porque si uno se pone a estudiarlos un poco más de cerca, guarda que muerde, al punto se da cuenta que cuando los muchachos están juntos abandonan sus eternas discusiones y, conjurados, básicamente gustan de llevarle la contraria a todo aquel que se presenta demasiado convencido de alguna cosa, a sabiendas que la realidad, y si hablamos de política mucho más, es siempre mucho más compleja y contradictoria que la teoría más teórica y científica. Sólo sé que no sé nada parece ser su lema, y de áhi es que en general se dejan llevar por el corazón. Que, ni hace falta decirlo pero por las dudas, late clarito y cual bombo de murga a la izquierda del pecho.

Pero como ahora parece ser que la oligarquía no existe, pero que la hay, la hay... (como bien lo demuestra esta fotografía...)



... los Habitués, cuando se topan con alguno de estos ejemplares del género de los grandes primates antropomorfos, que desgraciadamente nunca faltan si no que sobran (pasa en las mejores familias, señores, y a decir verdad de un tiempo a esta parte están por todos lados, si los grandes medios de comunicación parecen el África ecuatorial...), hacen causa común con todos los descamisados que en la historia han sido y serán, y se les da por poner patas arriba las mesas de los bares al grito de "¡Viva el Tirano Prófugo!" y ahogan toda discusión de la manera más autoritaria con los compases instrumentales, ¡y con arreglos!, de la marchita esa que cantaba el gran Huguito del Carril, con trompetas y todo, antes de lanzarse a cantar la letra a voz en cuello, si se la acuerdan, y poniendo énfasis en la parte esa de "combatiendo al capital" (esa que otros peronistas después y para su propia vergüenza decidieron cambiar). Si no se la acuerdan la inventan ipso facto intercalando por las dudas alguna que otra puteada para amedrentar a los tilingos...

Encuentre, si puede, las 5 diferencias:




Hablando un poco en serio, hoy, 17 de octubre, día soleadito, peronista, los Habitués se sacan el sombrero y brindan por el recuerdo de la gesta popular de 1945, en la que los "cabecitas negras", los "grasitas", los laburantes, los olvidados de siempre, lo que antes se decía "el pueblo", ¿vio?, desde el fondo del tiempo y el continente irrumpían en la historia política del país invadiendo desde las fábricas, los talleres, los barrios populares, la pituca y liberal Buenos Aires, más o menos conscientes, más o menos orgullosos, más o menos desafiantes, pero dispuestos a defender lo que habían ganado, su derecho, su destino, su dignidad de trabajadores. Ese día, los "negros", los laburantes, parieron otra Historia. Para ellos, hoy, nuestro homenaje.




Después esa gesta se institucionalizó como el Día de la Lealtad. Los Habitués, que profesan su indeclinable lealtad sólo a aquellos que se la merecen, sostienen que ser leal no es lo mismo que ser obsecuente o alcahuete (y déjenme decir que ésto que parece una obviedad, una verdad de perogrullo, no lo es en-a-so-lu-toc). Por eso hoy también brindamos, entre muchos que nos gustaría homenajear, por dos de nuestros peronistas preferidos, el Bebe Cooke, John William, hijo de irlandeses, y Juan José Valle.



Valle, fusilado por la "Libertadora" el 12 de junio de 1956, enorme, escribió en su última carta (leanlán, vale la pena): "derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos, no sólo de minorías privilegiadas". Y Cooke fue uno de los pocos, quizás el único, además de Evita, que tuvo la lealtad y el coraje de decirle al Viejo que se estaba equivocando. El Gordo creyó que el peronismo, por razón de nacimiento, podía y debía ser revolucionario, y se fue a ver qué estaba pasando en Cuba. El Viejo, eligió otras yuntas. Así le fue... Así nos fue.

“Las casas también se hacen con mierda”, dijo el General, y cuánta razón tenía, aunque no dijo, o por ahí sí dijo pero no soy un tipo muy leído, que la mierda a veces rebalsa.

El peronismo, "el hecho maldito del país burgués", después de la “limpieza” que hicieron primero los mismos peronistas, mal que nos pese, y después, y finalmente, las botas y el terror, vacío hace tiempo de todo contenido combativo, de toda voluntad de cambio profundo (faltan, nos faltan, muchos peronistas, quizás los mejores), y después de la segunda Década Infame, parece mentira pero renace y sigue jodiendo (algunos) privilegios, devolviéndole a la política y a la lucha en términos políticos, algo de su perdida dignidad.

En buena hora, si además eso significa levantar algo, aunque más no sea un retazo, de las viejas banderas populares. De más está decir que allí estaremos, de adentro o de afuera, buscándole la vuelta. Pero, y saco de en medio todas las honrosísimas excepciones, la mierda sola no se limpia…


(Hermosísima viñeta de la historieta El Sueñero, de don Enrique Breccia, publicada en la revista Fierro allá promediando los '80. Imperdible.)

¡Compañeros (una de las palabras más lindas), feliz día! ¡Salú!

16.10.09

Bien guardado se lo tenían... ¡y se agrandó la familia!

Tantos misteriosos misterios rodean a los Habitués, a cada uno de ellos, que ya casi son parte de la cotidiana de la mesa del bar. Desde hace tanto tiempo comparten con ellos alguna silla ocasionalmente vacía y el vino con soda, que a estas alturas ya nadie les da bola ni se molesta demasiado en revisarlos ni develarlos. Sospecho, de todos modos, que la razón principal de esta tácita indiferencia se debe más bien a la fiaca de la que hacen gala indecorosamente estos muchachos, pero también al temor que los embarga de sólo pensar que detrás de la promesa de grandes revelaciones se esconden las más perfectas paparruchadas. Por ende, espíritus trágicos, prefieren envolverse en sus pipiolos misterios cual bufanda.

Uno de los secretos mejor guardados entre los Habitués es a qué se dedica Nino Carcassonne, de qué cornos vive. Los muchachos, cuando él está ausente, arriesgan hipótesis diversas, a cual más descabellada, aunque la que se venía aceptando en forma mayoritaria era la versión que da cuenta de la existencia de una viuda algo mayor que lo mantiene a cambio de recibir algún oscuro favor de índole amorosa. Otra versión, más radical y sostenida empecidamente por Cynar en soledad, indica que Carcassonne es en realidad pirata del asfalto. Y que nunca duerme.

Nino por su parte no dice ni mú y sólo se limita a dejar caer una media sonrisa cuando le preguntan. Un dato curioso: desde hace un tiempo Pernod tampoco dice nada y sólo se limita a dejar caer la otra media sonrisa, la que faltaba. Tanto así que los muchachos empezaron a pensar que de alguna cosa se había enterado este atorrante y que, negocio turbio de por medio, estaba también metido en el ajo...

Hasta el otro día, hará una semanita, en que Carcassonne se apareció por el bar con un coso enfundado en azul y forma, a primera vista por lo menos, de instrumento musical. Va a continuación una imagen, la que mágicamente surgió de la mentada funda ante los incrédulos, azorados y maravillados ojos Habitués.



¿De dónde te choreaste eso, Nino?, pregunta obligada, y hay que decir que le costó un perú que le creamos que en realidad lo había hecho él, durante noches y noches de insomnio, en un taller que tiene en la terraza del bulín. Así que, eso nomás, el quía era luthier. Mirá vo', quién lo hubiera dicho, aunque Cynar porfía que TAMBIÉN es pirata del asfalto. Y bué...

La otra parte de la historia es que el coso éste, hermoso por donde se lo mire, se lo había encargado nuestro amigo Pernod (¡ah, picarón!), que soñaba desde hacía tiempo con tener un bajo de diseño y hecho a medida. De dónde se habrán afanado los planos es otro tema... Cynar dice que Nino tanta imaginación no tiene. Qué quiere que le diga, yo le creo a Carcassonne.

Así que en buena hora se acaba de agrandar la familia habitué con un nuevo integrante. El orgulloso y flamante dueño de esta maravilla única en el mundo, Tàlvez Pernod, lo acaba de bautizar Juan Domingo, Pernod de apellido, faltaba más, ya que declama que el bicho éste es como un hermano para él. Los Habitués, felices.

Así que, señoras y señores, con ustedes, para ustedes, el Pocho Pernod. ¡Que lo disfruten!


Carcassonne y Pernod, los padres de la criatura, junto al Pocho. Nomás falta el balcón, falta...


(Ojota, develado el misterio, cualquier pedido, cualquier cosa que se les ocurra, se comunican con Carcassonne. Eso sí, van a tener que esperar dos o tres años para que se los haga... Paciencia, que vale la pena.
Él por su parte dice que acaba de diseñar un bombo con platillo en el que se puede guardar el redoblante adentro cuando se viaja. Cynar dice que cómo se le ocurrió semejante porquería, qué el no quiere un mueble si no un bombo todo hecho de ébano y con inscrustaciones de nácar. Internas habitués. Pa' mí que está celoso... )

¡Salú!

14.10.09

detrás de tus desvíos ¡todo el año es carnaval!

Suardi: tantas cosas para decir, tantas para contar...



…la corrida, hora y media de retraso, el micro, el fernet, la noche, la ruta, murga y retiradas, los amigos, la guitarra, tanguitos, una de Luca, bizcochitos, la espera y una guita que falta, el viento, el calor, el camping, el barrio habitué, los bombos, el baile, truco y cervecita, la tarde, tortafritas, metamorfosis, las murgas pateando la ruta yendo pa'l centro en un mágico atardecer, las levitas, galeras y banderas, los estandartes, tantos, tantos colores, el ensayo, perdón si la molesto, la ducha (¡fría!), el traje habitué por las callecitas de Suardi, la plaza, el corso, las murgas, los rejuntes, la pilcha y la pintura, cantar, cantar, cantar, la felicidad, las sonrisas, verlos bailar, los saltos, canción murguera serenatera, la risa, los saludos, el afecto, che, cantan muy lindo, pero ustedes cuándo bailan, estamos grandes, señorita, ¡dejate de joder!, el agüita, y no nos vamos nada, el temporal, la señora del almacén, la oscuridad, el viento, agua y barro, ¡los rayos!, en la volada perdimos dos carpas, el frío, por qué no el cagazo, el lime, la solidaridad, aguantar, los bomberos, las medias mojadas, el galpón, la vuelta, desarmar, la bronca, la gente valiosa, la que no, alguna puteada quizás inmerecida o quizás no, por fin unos mates, el reencuentro, los afanos, los abrazos, che, me dijeron que la rompieron, la organización, la desorganización, las cebollas, los y las que laburaron para todos, ¡los fideos con salsa!, el domingo, el solcito, los que se van, bombos y más bombos, los que se quedan, las nenas jugando, y ya nos vamos, uh... ¿por qué?, enfiestarse, mil quilombos, campari con naranjas, la asamblea, la apuesta, la partida, un paseo al sol en el techo de un camión, sanguchitos, la vuelta... Y los hermanos, los hermanos siempre.

¿Qué más decir...? Qué sé yo, que ¡siga el corso!



Los Habitués, el sábado a la noche en el corso de la plaza. Una fiesta. Sin palabras. (Y fijensén con atención, pa’ que vean que no mentimos, ¡ja!, en el ángulo superior derecho del video, en el minuto 3:31... ¡Mamita querida! ¡Eaeapepé…!)





Y va una dedicatoria especial: para aquel, aquellos, aquellas, que en el medio de la lluvia y el quilombo, del frío y de la noche, salieron a dar una mano y a preguntar "¿alguien necesita ayuda?", preocupados por los demás. Para ellos, ellas, nuestro abrazo.

¡Salú, Carnaval! 

(¡Gracias, Lu querida, por las fotos y el video!)

13.10.09

¡Juanito, aflojale que colea!


Antonio Berni. Rosarino, nació un 14 de mayo de 1905 y falleció un 13 de octubre, pero de 1981, hace 28 pirulos. En el medio de esas dos fechas más bien casuales, pintó. Eso nomás, pintó, como si fuera poca cosa, pero no. Porque nada de lo que pintó fue casual. Pintó lo que sentía, pintó lo que sentía que debía. Y pintó a su pueblo. Al nuestro, claro. Casi nada.

Y a Juanito Laguna...



Y como de la pintura no se habla, si no que se mira, los Habitués nos vamos a remontar barriletes con Juanito allá por algún descampado arrabalero, o a jugar con el trompo que le regalamos, mientras los dejamos a ustedes con el maestro, nuestro queridísimo Antonio Berni, para que vinito y conversa de por medio se animen a soltar los ojos, se animen a dejarse deslumbrar y emocionar al sentir lo que sentía, al pensar lo que pensaba, al escuchar lo que decía Antonio Berni, el más mejor, cuando pintaba (eso nomás, poca cosa, casi nada).

¡Salute, maestro! Los Habitués nos lo llevamos en los ojos. Y en el alma. Siempre.

http://www.youtube.com/watch?v=np2jleb3hTs





Y les dejamos unito de nuestra queridísima, amadísima Ramona Montiel:

12.10.09

Carnaval, torrencial tormenta, diluvio de voces, baile y bombos con platillo

Los Habitués participaron la noche del sábado del 10º Encuentro Nacional de Murgas en Suardi, provincia de Santa Fe. A manera de adelanto les dejamos una postal, perfecta síntesis de lo acontecido.



Nuestro querido Rodolfo, feliz después de la fiesta que fue la presentación en el escenario de la plaza, y, apenitas terminada, antes de aprestarnos a rajar a todo dar, que estaba empezando a caer un agüita...

-No, si está brava la sequía... En Suardi hace tres tres años que no llueve...

Bueno, parece ser que llegamos justo cuando se pusieron al día, mecachendié... El domingo, por suerte, salió el solcito y se puso preciosa la tarde. Y a la noche siguió la fiesta.


Los Habitués, contentos y un poco mojados, queremos saludar y agradecer a todos los y las, murgueros y murgueras, que le ponen alegría, corazón y mucho laburo al Encuentro.

A la gente de Suardi, por el recibimiento y las muestras de afecto (y, claro está, en especial, al destacamento de bomberos).

Y, sobre todo: ¡Gracias, Momo, por la murga y el Carnaval! (pero... ¿no se te fue un poquito la mano con el temita del agua?)



¡Sa... saa... aaa... aaaatchús! ¡Salú! 
Gracias

(Más informaciones en el próximo boletintintín.)

11.10.09

Che, acá hay unos cosos que dicen que vienen a descubrirnos...

-¿Que qué? Decile que vuelvan mañana.

Tan tranquilos que estábamos por estos lados...y ¡zas!, nos descubrieron. Maldito el día, mecachendié...



Hoy, al onceavo día de un mes octubre de un año 1492 de un calendario extraño, no "descubiertos" todavía, la historia de América la escribían manos americanas (la América se llama como se llama en honor a un navegante florentino, italiano. ¡Qué cosa, no?!). Para esa época el "Nuevo Mundo" era ya viejo, muy viejo. Y lleno de gente, además. Y de cultura.

Después, como decía, nos descubrieron los europeos, tipos gentiles, inteligentísimos y generosos que, por suerte, vinieron a traernos la civilización, que ya teníamos, a otro dios, que también teníamos, y las armas de fuego, que por suerte no teníamos, entre otras cosas. Ay, ay, ay... ¡Qué mala leche! Si nos hubieran descubierto los chinos, por ejemplo, por lo menos sabríamos kunfú, que tiene toda la onda...

Porque mire que si hay algunos que han hecho cagadas a diestra y siniestra, a lo largo y a lo ancho del orbe todo, son los europeos. Debe ser que están todos medio juntos ahí en ese lugar tan chiquito que no les queda otra que salir a cagarle la vida a la gente de los lugares más distantes.



-Che, ¿y si volamo' a la mierda la estuata esa de Colón que está ahí atrás de la Casa Rosada, eh? ¿Taría, no? ¿Eh? Y de paso cañazo la de Julito Roca...

Y sí, estaría...

Ojo, cabe aclarar que no queremos cometer la torpeza, sería una impostura, además, de renegar de la inmigración que nos parió, de lo que de sangre española e italiana, francesa, alemana, portuguesa, polaca, turca, rusa, árabe, etc., tenemos en las venas. Y de lo mucho bueno y noble que nos dejaron los abuelos inmigrantes que vinieron a yugarla. El tango, sin ir más lejos, es una fruta mestiza. Como la murga, la zamba, todo nuestro folklore, bellas flores nuestras, propias, nacidas acá de imposibles mezcolanzas. Cultura criolla, mestiza, decía, la nuestra: americana, europea y africana.

Pero no sería, si no que es, un acto perverso y criminal, nada inocente, además, heredero de una invasión y un genocidio, renegar de nuestra condición y tradición americana, nuestra sangre y nuestro color de piel, hijos de la América del sur, libre hoy de algunos imperios, colonia... todavía colonia de otros imperios más sutiles. Y de otros que de sutiles no tienen nada.

Personalmente, me da vergüenza pensar que sabemos hablar inglé, y nada pero nada de quechua o guaraní. O peor aún, pensar que todavía existen infrahumanos en este ispa, pobres, que creen que decir "boliviano" o "paraguayo" (de los pueblos nuestros los más dignos, los más altos) es un insulto. Hay algo que funciona mal, muchachos, muy mal. Y bueno, así nos va. Ooooooooh, maldición de Malinche...


Wiphala, emblema aymara y bandera del Collasuyo (Qulla suyu), una de las cuatro provincias o regiones (suyus) en la que estaba dividido el Tahuantinsuyo (Tawantinsuyu), el imperio inca. El Collasuyo era la parte sur, que desde el Cuzco como centro abarcaba Bolivia, el norte de Chile y el noroeste argentino hasta Mendoza.


Los Habitués hoy salen temprano a tomar un poco de sol, Inti pa´los amigos, y a saludar con reverencia a nuestra hermosa Pacha, como corresponde. Después, hacen un brindis dedicado a todos los hijos de los pueblos nuestros, de por estos lados, y hacen votos pa' que los hijos de la América, por fin, se miren, se vean, y, ya va siendo hora, la verdá, se reconozcan.

Aprovechemos el día, entonces, que está lindo, porque éste todavía es nuestro. Y mañana, no sé, vemos...

¡Salute, hermanos!

9.10.09

rocanrol



Señores, John Winston Ono Lennon, habitué, nacía en Liverpool un 9 de octubre (hoy cumpliría 69).

Uno de los tipos que yo y los Habitués, perdón, los Habitués y yo, más queremos y admiramos... y taqueloparió, me tengo que ir y no puedo escribir más nada. Y bué...todo no se puede.

Lucy in the sky with diamonds...



¡Salute, troesma, hermano! ¡Y feliz cumple!



Juná la tapa de disco que los pibes sacaron en 1968. Se la bancaban, ¿no? Si ésto no es rocanrol, decime dónde está...
(si alguien se siente ofendido por ver un pito, avisa). ¡Salú!