29.4.13

y cinco abriles que son diqueros

A los Habitués, todo el mundo lo sabe, les gusta darse dique y firmar autógrafos, cuestión ésta para la cual, y no le miento, vea, vienen practicando firmas floridas desde hace tiempo.

Pero, para que esto sea posible con algún viso de verosimilitú y no quede en compadrada vacía es que les pagan —o, en su defecto, amenazan— a algunos sujetos para que publiquen sobre ellos notas en los diarios.

Como ésta, la que sigue a continuación, publicada en el Diario Popular y rubricada por un entrañable capo y compañero en estas lides, don Pablo Vázquez, que salió para la ocasión del lanzamiento de nuestro primer lonplei The feet in the fountains - Sudaca tango & murg (así salió para el mercado inglé, quéselevacer).

Pizpee en la huev haciendo click ¡acá, ñato!, y si no, si le da fiaca, acá ajoba se la transcribimos:



Rioplatense: Los Habitués



Lanzamiento
Es una banda con berretines de murga y sobrenombres etílicos. Es un coro de inclinación fiestera que recorre los corsos en carnaval y tiene un público de fanas que se va multiplicando. Y, aunque suene pomposo, Los Habitués son una de las expresiones de la patria tantas veces invisibilizada, que aprovecha cualquier grieta para surgir. Lo que asoma, en el sentido estrictamente estético, puede ser de muy variado valor. Bueno, en este caso, lo que sale es impecable según se puede apreciar en cada uno de los surcos de Las Patas en la Fuente, el disco debut del grupo. 

Los habitués hacen los tangos humorísticos Te lo Digo por tu Bien y Chorra en recreaciones desopilantes y murguean con sutileza Mi Vieja Viola y Melodía de Arrabal, en este caso con el acordeón de Daniel Laham. Transforman en una retirada imperdible la canción de Gilda No es mi Despedida y reverencian por talento pionero a Alejandro del Prado con la grabación del clásico Aquella Murguita de Villa Real y el reciente -y potente- Las Virtudes del Petardo. Traen del murguista uruguayo Pitufo Lombardo su estupendo tango Rocanrol, visitan la canción de Luis Alberto Spinetta A Estos Hombres Tristes u ofrecen de la murga argentina Sacate el Almidón dos temas (Serenata de Carnaval y 14 de Mayo, de Marcelo Galatti, uno de los invitados de la placa) que son de lo mejor que dio el género desde su revancha a fines del siglo pasado y que merecían largamente un rescate. 

“Sean eternos los feriados”

Además, presentan un tango propio que los define (Diez Líneas) y, de yapa, muestran el Himno en versión carnavalera (“Sean eternos los feriados/ que supimos conseguir”). El repertorio, exquisitamente popular, avisa el lugar simbólico en que se plantan los cantores, pero además el sobre interno, en una suerte de Sargento Pepper nac & pop, recorre los rostros referenciales de Aníbal Troilo, Del Prado, Isabel Sarli, Mercedes Sosa, Eva, Che Guevara, Rodolfo Walsh, Gardel, Spinetta, Rodrigo, Charly García, Bochini, Houseman, Pedernera, Hamlet Lima Quintana, Minguito, Olmedo, Facundo Quiroga, Sandro, Osvaldo Soriano, Goyeneche, el Gauchito Gil, Maradona, Cuchi Leguizamón... en total 257 personajes. También hay casi un cuento sobre la odisea de editar un disco y apuntes varios, ingeniosos como el saber popular.

La trama bien trabajada de voces -una docena de ellas- está simple pero bien asistida por un acompañamiento de guitarras, bombo con platillo, redoblante y por momentos flauta, violín, acordeón y bandoneón invitados. El ánimo inquieto de la banda se completa con bien utilizados fragmentos interpretados por Goyeneche, Alfredo Zitarrosa, Mordisquito (Enrique Santos Discépolo) o Del Prado y por poemas de Juan Gelman, Roberto Santoro y el propio Moskato, que funcionan como una actualización de las glosas usuales antaño en tango y aún en las murgas. Es un trabajo de densa identidad popular, en el que con un repertorio por demás atractivo “diez rockeros disfrazados de tangueros, diez murgueros” (según describe Diez Líneas) cruzan tradiciones más próximas de lo que a veces se supone.


¿Y, qué me cuenta? Ta muy bien, diga...

¡Salú!

10.4.13

instrucciones para hacerse uno murguero

Si usté se encuentra en una de esas encrucijadas en las que la vida a veces lo lleva a uno, y no sabe qué trole hay que tomar, y, por esas cosas, le picó el bichito de la murga, siga estas instrucciones. 

ELECCIÓN DEL ESCENARIO 

Patee el barrio, el suyo u otros, y busque alguna esquina -cuanto más alejada del trocén, mejor- que le guste especialmente o le llame la atención, y en la que pueda sentirse cómodo como para imaginar cosas sin que nadie lo interrumpa. La combinación de colores, la disposición de las formas, sonidos, olores, una flor, algún recuerdo, una canción o un cuento, la perspectiva que desde allí se contempla, sombras de glicina o similar, habitancia en las inmediaciones de perros, gatos o personas que le caigan bien, etc., son buenas razones para realizar la elección. 

Una vez fijada la esquina, resérvese un sábado o un domingo del mes de enero próximo futuro, y espere, sentado o parado, a que nomás llegue. En el interín dedíquese como si nada a otras cosas, y no piense demasiado en lo que ha de acontecer (ansiedades y obsesiones de cualquier tipo o factor son altamente contraindicadas para el objetivo a conquistar). 

TANTEAR Y PREPARAR EL TERRENO 

Una vez llegado el día, antes que nada pizpee si llueve o estuviera por. Si no, prepárese –deje todo elemento superfluo en su bulín- y alléguese, tipo seis, siete de la tarde, hasta el lugar prefijado. Bien. Una vez allí arrímese con naturalidá hasta el cordón de la vereda (tenga la precaución de que sea a unos diez metros de la esquina, porque quizás doblen camiones) e instálese, propiamente, sobre el cordón antedicho. Ya instalado comience por saludar a los transeúntes y/o a la flora y fauna aborigen con un amable buenos días y acompáñelo con una sonrisa (si implicara una falsedá de su parte, deje, que con el saludo alcanza). 

Después, y si sabe cómo hacerlo, sílbese un tango en tono mayor o, en su defecto, cualesquiera de sus canciones favoritas, en buen volumen, y, por último, desnúdese. Si habiendo realizado estas acciones todavía no lo miraron con mala cara o lo llevaron preso, puede estar seguro de que está en la esquina y en el barrio indicado. Hecha la comprobación y, si quiere, puede volver a vestirse, no sea cosa… 

Ya está usté entonces sobre el cordón de la vereda. Adopte una posición cómoda en la que no pierda el equilibrio, y cierre los ojos –un buzón o coso pa’ poner las bolsas de basura como los de antes pueden ser buenos ayudantes a la hora de mantener la posición; si se cansa de estar parado, vale sentarse-.

PRELUDIO 

Conviérsese con naturalidá. Si llegara a ver que su discurso se vuelve lento y pesado, solemne y con destellos de bronce, retrúquese y fáltese el respeto con sistema y sin remordimiento. Utilice palabras mordaces, cuanto más ingeniosas mejor, mas no que inflijan heridas demasiado profundas, que tarden en curar. 

Intente sentir que es usté un pajarito, o un barrilete, cometa o papalote (asigún de dónde sea usté). Una vez que haya logrado experimentar un buen número de sensaciones, se haya imaginado el viento en la cara y la configuración del barrio visto desde arriba, SEA un pajarito o un barrilete y, si puede hacerlo con elegancia, píe. Si no, píe igual, y/o relinche. 

Después, otee. Gire la cabeza lentamente hacia un lado, hacia el otro, y ventee. Si usté lograra escuchar, oler o sentir el esfuerzo de algo verde creciendo por debajo del asfalto; un arrullo de gorriones o, aún mejor, gaviotas; el tema de conversación de los gatos en tejados lejanos; a su abuela cantando una canción mientras prepara el tuco del domingo; los cantitos, todos y en orden, de un juego de rango; o un ¡piedra libre para todos los compañeros!, alégrese, que va por buen camino. 

LA COSA o EL ASUNTO 

En este punto ya está lo suficientemente sensibilizado como para pasar al segundo paso: escucharse el corazón. Una vez que el ritmo lo invada ordénele a alguno de sus pies (a los dos juntos es más difícil mas no imposible) seguirlo con un movimiento leve. Una vez lograda una natural y perfecta coordinación, vuelva a escuchar el afuera. 

Quizás no pase nada, y no importará: la vida es larga, honda y profunda de tan mariposa, frágil y corta, y si no es hoy, será mañana, que es como decir nunca, pero nunca en mi barrio quiere decir ojalá, o sea, siempre. Pero… 

Quizás sí, sí pase –se va a dar cuenta en seguida-, y ahí te quiero ver. Primero: agárrese fuerte de usté mismo y no deje que la atención y la sensación se le disperse con consideraciones tales como ¿alguien me estará mirando?, o ¿qué estoy haciendo acá parado como un nabo en vez de…?, o alguna otra estupidez por el estilo. Si esto ocurre, luche fieramente -son los demonios del mundo que, avivados de su intención, pretenden arrastrarlo con ellos a una vida de rutinas infames, con diplomas, cucardas, y/o doctorados honoris causa), mantenga la posición y, sobre todo, la sinrazón. 

Inmediatamente después va a sentir como que el ritmo se dobla, que su corazón tiene un eco. Progresivamente sentirá que el eco crece, y ya no será un eco sino una tormenta, un tronar como de miles, millones de grillos o de sapos en la noche, una ola transoceánica, una vía láctea, un llanto, y su papá y su mamá llevándolo de la mano al tobogán, y usté riendo de un delicioso cagazo... 

Cuando siente que eso que está ahí, enorme y terrible lo envuelve, y sienta como un viento fuerte que lo empuja y lo mueve, cuando sienta que sus pies ya no son suyos sino del mundo, que una carcajada estridente le parte la jeta –jeta de pelotudo de tan sonrisa-, y que usté mismo ya no es usté sino que acaba de nacer 

abra los ojos, mire a la murga, a las murgueras y murgueros, enllénese los ojos del color del cielo, 

bajesé del cordón… no tenga miedo, y… 


Y listo el pollo. 

¡Salú!, murguero.

Manuel el Negro Flores, habitué

6.4.13

abajate el lonplei, farabute

Como ya sabe todo el mundo, está en los planes de Los Habitués, esta patota rante, poética y musical en el combate popular, agarrar, seducir, conquistar, en síntesis, tomar o beberse el Poder en esta terráquea piñata, para, cómo no y entre otras cosas, decretar el Feriado Planetario y Universal de Carnaval.

¿Me sigue? Bien. Entonces, para lograr extender nuestra influencia atorrante, lunfa y tangomurguera por todos los rincones del orbe es preciso desplegar algunas tácticas, técnicas orientadas a tal fin. ¿Qué fin? dirá usté, que no me sigue para nada porque recién se levanta y todavía algunos conceptos se le estrellan en la cucuza sin lograr penetrar en la misma, que es como decir que todavía no caza un fulbo, pero deme un mate con grapa y continúe...


El fin, o el empiezo más bien, para tomar el Poder, es plantar la semilla de uno, dos, muchos tangoymurga fueyserá, que es como decir una punta de habitués copando la parada palmo a palmo, esquina por esquina, resistiendo y combatiendo la polenta sonorocultural con la que nos bombardean las usinas discográficas y mediáticas del imperio anglogarcante y sus aliados vernáculos. El segundo paso... Pere.

Hasta acá, ¿entendió? ¿No? Bueno, deje, no importa. Se la hago corta: Si usté quiere bajarse GRATAROLA el lonplei, la ya famosa por imponderable ópera prima de Los Habitués, el mítico y místico Las Patas en las Fuentes, no tiene más que hacer click ¡acá, paparulo!, después donde dice fri-da-un-lo-ud, (que no sabemos qué cornos quiere decir pero le baja el coso), y después me cuenta.


¿Qué tul? De nada.

Adorada muchachada carnavalera, que le aproveche. ¡Salú!

5.4.13

próximas presentaciones



SÁBADO 1° DE JUNIO, 16  hs
Homenaje al poeta Roberto SANTORO
Escuela Técnica N° 32
Teodoro García 3899 (esquina Forest, Chacarita)
Entrada libre y gratuita

¡Salú la barra!