las patas en la fuente

Noches de corso en el Club Social, Cultural y Deportivo "Las patas en la Fuente".


"...Más allá o más acá de estos debates, los corsos "de las patas", fueran en mayo o febrero, se hicieron terriblemente famosos y llegaron a ser multitudinarios. En esas nochecitas tibias de verano se daban cita en las calles del rioba filósofos, músicos, poetas, artistas notables y no tanto, jugadores de fóbal, los muchachos del gremio, amigos, compañeros y camaradas de toda laya... Hay que decir que, entre guitarras y botellas de vino, a la luz de las lamparitas de colores y con los bombos con platillo de fondo, solían armarse unas jaranas de órdago y, cómo no, unos tremendos desbarajustes que para qué te cuento...


Los Habitués, de purretes, eran, claro, habitués del corso "de las patas". En esas calles y en esos días, correteando de mesa en mesa, espiando por encima del hombro de algún cantor de renombre, o envidiando el traje, la pintura, de los murgueros mayores, fueron aprendiendo el oficio y las mañas de trovador callejero, atorrante y despreocupado. De esos que cantan hasta que la noche, con sus ángeles crueles y bellos demonios, les copa la parada hasta hacerlos desfallecer... o, quizás, si tienen suerte, hasta que la naifa, con dulces promesas, se los lleva pa'l bulín.


En fin, épocas bravas y felices en las que el honor, la utopía y el coraje eran el telón de fondo de historias que vale la pena volver a recordar...


Señores, señoritas, viva... mi pueblo. Derrotado en mil batallas, engañado, envilecido, pero siempre renacido, en manos tendidas, en morenas esperanzas.
Señores, señoritas, no está aún dicha la última palabra. Aunque en estos doscientos años (amén de algunos modestos triunfos) nos dieron como en la guerra, parece mentira pero no, che, no nos han vencido todavía. Todavía laten las ganas, todavía damos batalla."

¡Salú!