31.8.09

¿Los Habitués? ¡Tango y murga, pichón!


sábado 5 de septiembre
LOS HABITUÉS
en La Espiralada
Peña Pichoniana
Escuela de Psicología Social
24 de noviembre 997 - 22 hs
$ 10 - Estudiantes Psi. Social $ 8

Bandas en vivo
Grupo de danza
Muestra del taller de folclore
Vino, locro y empanadas


(Nosotros estamos a eso de las 23:30 hs, ¡después del partido!)


¡Salú!

28.8.09

¡Botón! de muestra...


Sin palabras... la dictadura con sus grupos de choque (morochos malos, malos... ¡y en cueros!) intentando ahogar la libertad de expresión.

¡Ja!

Ladran, Pancho...

medios de por medio

Hace rato que los Habitués no prenden la tele. Primero, porque no tienen, las han ido perdiendo y/o vendiendo en turbios trueques nocturnos, total, pa’ lo que hay que ver... Y segundo, porque les da vergüenza. Cuando les toca en (mala) suerte algún bar con televisor (¿a quién se le habrá ocurrido semejante genialidad, eh?, ¿quién fue el imbécil?) y no les queda otra que fumarse un par de horas de transmisiones varias, les empieza a doler el estómago, sudan frío, presienten la llegada de furibundos ataques de pánico, lloran, llaman al SAME, se estremecen de indignación y, como dije antes, de vergüenza. Ajena y propia. Y mientras pergeñan con cautela algún módico atentado para silenciar al monstruo ese cuadrado del rincón superior derecho del bar que no para de emitir sonidos y colores, para poder conversar en paz, se lanzan a debatir cómo es que llegamos a detentar semejante nivel cultural, digno de los países más adelantados en la carrera mundial en pos de ser cada vez más forros y pelotudos, y huecos, y berretas, marionetas de los deseos y conveniencias de otros (en general, los dueños de casi todas las cosas), y etcétera, etcétera, etcétera.

Por suerte, a altas horas, cansados, extenuados, de contarse los piojos, de lavar trapos sucios, de pasar el dedo por los estantes y mirar debajo de las alfombras, siempre llegan a la misma conclusión: no es verdad, no somos así, los habitantes de esta parte del culo del mundo que hemos dado en llamarnos argentinos no somos esta porquería que, porque no hay otra cosa para ver, nos obligan a creer que somos. “A la gente le gusta”. ¿Perdón?, no entendí bien, me repite la pregunta…

Porfiados, incorrectos, quilomberos, se van a dormir y tienen dulces sueños: sueñan que un día prenden la tele y, ¡oh, sorpresa!, no están ni la idiota de Susana, ni la gran hijademilputa de Mirtha ni el imbécil (¡qué va a ser imbécil el turro éste!) de Marcelo y todos sus siniestros secuaces. Ni la pobre Moria, ni el facho de Gerardo, ¡ni Mariano (para éste no hay apelativo que alcance)!, ni tanto culo divino de gato VIP y bailarín, y nunca más Gran Hermano, ni NINGÚN programa de chimentos, ni el noticiero de “la gente (como uno)”, ni…, ni… la lista es larga y frondosa, me pasaría todo el día escribiendo…

¿Utopía?

Hoy se presentó en el Congreso un proyecto de ley sobre medios audiovisuales. Los Habitués, siempre un poco distraídos, espíritus voladores, no están muy al tanto de los pormenores del caso, pero creen que si no es ésta la mejor, será, debe haber, otra, u otras, que la mejoren, y brindan por eso. Porque se discuta, y se pelee. Husmean la batalla (¡má qué “diálogo” ni qué ocho cuartos!), y están contentos.

Crear, pensarnos, mirarnos, escuchar en vivo y en directo nuestras hermosas voces, tocarnos las manos, mirarnos a los ojos. Mostrarnos a nosotros mismos quiénes somos, y saber que somos mejores, que podemos serlo, que todavía y aunque parezca no nos han vencido si todavía en algún barrio hay manos que se tienden y se entienden con otras, manos iguales, manos de iguales, las manos, las voces, las palabras del pueblo que somos y que queremos ser. Encontrar el medio, los medios, para encontrarnos. Para, otra vez, volver a vernos.

Sin Ernestina de Noble, ni ningún otro garca, de por medio.

No es poco.

Usted dirá.

¡Salú!

26.8.09

y se ponen también a aplaudir, pobrecitos...

El canto de los cronopios

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias.
Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas) acaban aplaudiendo al cronopio que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.

Flor y Cronopio

Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos, primero la va a arrancar,
pero piensa que es una crueldad inútil
y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: "Es como una flor".

Tortugas y cronopios
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las esperanza lo saben, y no se preocupan.
Los famas lo saben, y se burlan.
Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.

(Historias de Cronopios y de Famas, 1962)

95 años se cumplen desde que nació de casualidad en Bruselas...
Los Habitués, eternos cronopios, no hay nada que hacerle, en combate perpetuo contra todos los pobres famas de este mundo, levantan su copa, se desafían muy denserio a ver quién es el macho que gana el cielo a la rayuela, y se preguntan qué mundo sería éste, tan otro, seguro más gris y tanto más aburrido, mucho menos deslumbrante, si don Julio Cortázar no hubiera nacido, o se hubiera dedicado a otra cosa, por ejemplo.
¡Gracias, don Julio querido, a usté no hay con qué darle! ¡Salú!

24.8.09

no hay merienda si no hay capitán...

El 24 de agosto de 1933, en la bella y talentosa Rosario, ciudad de impronta habitué, con tantos bares, nacía el Negro Olmedo. O sea que el Negro, si no me equivoco, hoy cumpliría 76 años.



Cosas de la vida, todavía me acuerdo de la emoción que era todas las tardes sentarme a ver a Piluso, entrañable y querido, junto a su fiel amigo Coquito. Pocos personajes tan, pero tan... bah, andá a saber tan qué cosa. Sobran las palabras, mejor emocionarse.

Señores, por lo pronto, con la pura emoción encima de los hermosos recuerdos, hoy, y solamente hoy, los Habitués se van a tomar la leche. ¡Salú!

http://www.youtube.com/watch?v=NDnBRhy3XvE&feature=related

(Un videito. Juná: Piluso, Coquito, el Indio Comanche y el que hace de "malo", canoso y de barba negra, el gran Martín Karadagián. Y en la foto anterior: Piluso, Coquito y Guy Williams, el Zorro, el de verdad. ¡Estalla la hinchada Habitué!)

el amor y el espanto


1899. Borges nació el 24 de agosto de 1899, o sea, un tipo del siglo XIX. Quizás esto explique en parte algunas cosas de este señor al que le tocó transitar el convulsionado siglo XX quizás sin terminar de entender de qué iba la cosa.
Pero paso a transcribir (no sé por qué, pero es uno de mis párrafos más preferidos):

...mientras combatía en la oscuridad (mientras su cuerpo combatía en la oscuridad), empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro. Comprendió que las jinetas y el uniforme ya lo estorbaban. Comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro gregario; comprendió que el otro era él. Amanecía en la desaforada llanura; Cruz arrojó por tierra el quepis, gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra los soldados junto al desertor Martín Fierro.
Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)
El Aleph, 1949



Los Habitués saben de sobra que don Jorge Luis no hubiera aceptado la invitación de ir a tomarse un vino con los muchachos en algún bar de Palermo, prefiriendo, quizás, seguramente, quedarse en su biblioteca. Pero un tipo que a la llanura le calza el adjetivo "desaforada" bien se merece algo de nuestra admiración y nuestro respeto.
Brindamos entonces por uno de los mejores escritores (cómo no leerlo, cómo no deslumbrarse) que ha dado esta parte del mundo. Lástima que el tremendo coraje que tuvo a la hora de escribir de la forma que escribió las cosas que vislumbraba, cosas como el párrafo anterior, le faltó después, para otras cosas. Y bué...
¡Salú!

23.8.09

otrita...


viernes 28 de agosto
LOS HABITUÉS
en el Centro Cultural Plaza Defensa

Defensa 535 21 hs ¡a la gorra!

junto a La Santa Milonga
(http://www.lasantamilonga.com.ar/ - www.myspace.com/santamilongatango)


Legüera habitué

Los Habitués en pleno, con la Polo y el Pipi (pavada de bailarines), después de cantar y de ser felices anoche en la Peña Legüera.


¡Gracias a todos los cumpas queridos por la fiesta que, siempre, es encontrarse!
(más informaciones y algunas fotos cuando se nos pase la resaca... ¡Salú!)

22.8.09

no sé qué título poner...

No sé, es raro... ¿Por qué escribir sobre algo que pasó hace 37 años? ¿Para qué volver a nombrar lo horrible, lo indigno? ¿Volver a decir las mismas palabras que ya fueron dichas una y mil veces? ¿Para qué cosa? Si pasó tiempo y tanta agua bajo el puente. Si ya nadie se acuerda...

No sé, es rara la memoria, que guarda delicada algunas cosas y olvida otras...

Los Habitués, entre otras cosas, recuerdan. Tanto tiempo pasan en el bar que a veces nada más recuerdan y recuerdan, y de ahí acuerdan y concuerdan. Les gusta recordar, y además les gusta regalarse sus recuerdos: y sin parar dibujan, zurcen historias en el aire, interminable desfile, anécdotas, personajes, que colorean, invaden la mesa del bar, las sillas, los ojos, el corazón.
La historia de un gol perfecto, o la vez que aquel voló, el día aquel que sentimos tanto miedo, algún amanecer, aquella borrachera, la increíble memoria del abuelo Genaro que era mozo, el primer beso y el último, ella, aquel dolor, el día en que, ¿te acordás?, casi morimos de tanta felicidad…

Los Habitués son sus recuerdos y los llevan con orgullo, como escarapela, flor en el ojal, canción silbada; recuerdos de uno, que son uno, que se regalan a otros pa’ ser de todos…

Necesarios ejercicios de la memoria, tender los puentes que hacen falta, conocer, saber, no olvidar... para poder pensar, pequeña cosa, para entender y aprender, para crear.

Eso nomás, recordar...


Aquel 22 de agosto una dictadura (aquella, la otra) fusiló, de guapos nomás, es decir, de cobardes, a 19 militantes políticos, combatientes de las F.A.R., del E.R.P y de Montoneros, detenidos en la Base Almirante Zar de Trelew después de fugarse de la cárcel de Rawson.

Tres de ellos sobrevivieron para contar la historia. Su historia, que es, hoy, historia nuestra. ¡Salú!

18.8.09

...que ya ni el diablo te salva

Que se sepa: Los Habitués odian el folclore.

Aunque quizás esta terrible y en apariencia definitiva declaración necesite ser atenuada con alguna explicación...

El Habitué es esencialmente un animal urb... Empiezo de nuevo: el Habitué es esencialmente un animal. Punto. Un animal, decía, esencialmente urbano, hijo nacido de entre el adoquín y la farola de la urbe que lo parió (en sentido figurado y exclamativo), a la que ama, venera, teme y putea. Y que, además, en general (o mejor dicho, de General Paz para este lado) cumple su ciclo vital, es decir, nacimiento, crecimiento... snif, deceso... pucha, me puse triste... y bué... no demasiado lejos de la mesa preferida de algún oscuro bar del trocén.

Por ende, esta manga de desgraciados, fieles cultores del anonimato de la gran ciudad, amantes del humo denso de los boliches mistongos en los que las miradas y los sentidos se pierden en grandes vorágines de desconocidos rostros, entre el ensordecedor entrechocar de vasos y escapes de colectivos llenos hasta la manija, no pierden oportunidad de declamar que la tierra les da alergia, que no hay peor predador que la hormiga colorada, azote de la humanidad, que no tienen la más puta idea de dónde corno queda Salavina, que sólo y tan sólo son felices entre las fauces del gran monstruo de cemento, y que su única relación con el Interior, la naturaleza y esas cosas, son los malvones del patio y el canterito donde vacían el mate.

Ahora bien, hay quien sospecha que esto no es más que una impostura, una pose pa'hacerse los langas en algunos círculos (¡y qué círculos!) milongueros, y, como tipos que se precian de elegantes, cultivar el perfil de dandys algo atorrantes que tantas alegrías les ha dado (con algunos círculos), no sea cosa.

Como prueba de que no es taaan así como ellos dicen, se murmura por ahí que a uno de ellos se lo vio por Santiago del Estero este fin de semana, a altas horas (¡qué trío!) de la madrugada como corresponde a un Habitué, tramando, entre otras cosas, la mejor manera de deshacerse de un gallo pinto que, según él, desafinaba...
(Las sospechas habitués recaen en nuestro amigo Crespi, pésimo pero insistente zapateador, pero él dice que no puede ser, que él no era, y porfía que a esa hora estaba en algún lugar entre Avellaneda y Floresta (?), y que tiene una coartada, aunque su honor de caballero le impide dar más detalles. No sé: pa' mí que miente y que el del gallo era él. "Honor de caballero", psé...)

Así que este sábado los Habitués se dan una vuelta por la Peña Legüera y quizás por esta vez se dejen de macanas y aprendan a bailar chacarera como corresponde, que mal no les va a hacer si no todo lo contrario, se dejen trampear el alma en una zamba y se pierdan para siempre en algunos ojazos negros (o marrones... y ahí te quiero ver, ¡qué "círculos" milongueros ni qué ocho cuartos, gilastrún!). ¡Salú!

sábado 22 de agosto
LOS HABITUÉS
en la Peña Legüera
...una peña compañera
donde resuena la cultura popular
Club Ciencia y Labor
César Díaz 2453 (y Artigas)
desde las 22:30 hs 10 pé

junto a

Correntada (folclorrrrrrr)
+
Elena y el Tano (danza)
+
La Revuelta (folclore)
+
Tres Golpes (cumbia colombiana)

penialeguera@gmail.com / www.penialaleguera.blogspot.com


¡De lujo la peña! Con tanto amigo entrañable...


loshabitues@gmail.com - http://www.myspace.com/loshabitues

En iutub y en feisbuc también nos encontrás... ¡tamo' en todos lados, estamo'!

10.8.09

con sólo hacer click...

Bueno, una vez más Los Habitués se dieron el enorme gusto y el profundísimo placer de cantar en El Cántaro (¡ahí está, el Cántaro era, mecachendié!) en el Viernes de Rejunte de agosto, y, como siempre, se fueron felicísimos, algo mareados, bien alimentados (buenísima la polenta), el corazón calientito de recibir tanto cariño y el alma ancha de la pura alegría de encontrarse.

Como quizás recuerden los que tuvieron la suerte de compartir esa hermosa noche, Los Habitués, eternamente agradecidos, instauraron, e inauguraron al mismo tiempo, la entrega del “Premio Matarrese” a la mejor foto de Los Habitués en vivo. En esta primera ocasión el galardonado fue, justamente, don Javier Matarrese, a quien debe el premio su nombre, iluminado y talentoso cronista gráfico que por las suyas nos regaló la bella foto que ilustra el título del blog. Desinteligencias varias impidieron que entregáramos el premio oficial, que consta de un pingüino con su correspondiente damajuana de vino (tinto o blanco a elección) de la afamada marca “De la Casa”, así que la foto ilustra el emotivo momento en que Los Habitués le entregan al feliz ganador un premio simbólico (el otro será entregado oportunamente).

El concurso, por supuesto, sigue vigente.

Todos aquellos que quieran participar no tienen más que venir a vernos, sacarnos una foto y enviarla a loshabitues@gmail.com, adjuntando eso sí algunos datos básicos: si son varones, con el apodo basta; si se trata de una señorita, adjuntar nombre y apellido, edad, estado civil (si es casada, por favor abstenerse, o marcar el casillero “entro en cualquier componenda”), dirección, número de teléfono, pasatiempos preferidos y, si es posible, una foto (de sí misma, claro está).

El jurado será de excelencia y estará integrado por un grupo de expertos artistas de reconocida trayectoria convocado expresamente al efecto. O sea, los Habitués, y quizás algún que otro amigote que se caiga en el momento de las deliberaciones. Queda por definir dónde (en qué bar) y cuándo se realizarán las mismas, aunque las novedades, y las fotos concursantes, por supuesto, se irán publicando oportunamente (se aceptan sugerencias).

Así que, queridos amigos, amigas, ya saben: animensén, desempolven la vieja Leika y denle nomás al obturador, que Los Habitués sabrán agradecer el esfuerzo.

Abrazo grande para toda la gente que estuvo el viernes, muchas gracias por arrimarse y por la onda. Un reconocimiento especial pa’ los queridos amigos del Rejunte por la magia. A la querida Carolina Calivar, que ya sacó ventaja y nos sacó ¡400 fotos! y algún que otro video cantando en la cocina que seguramente subamos pronto (la primera foto, la de los Habitués vistos a través de su propio megáfono, es de ella).

Muchísimas gracias a las amigas de El Triciclo y a los cumpas de Fuego Indio por permitirnos compartir escenario. ¡Un lujo y un placer, che!

¡Salú! ¡Y que se repita!

8.8.09

magical mistery tour


Hacía rato que veníamos diciendo en nuestras trasnochadas reuniones de bar que todavía no habíamos puesto nada de los Beatles. ¿Cómo es posible? Imperdonable ausencia.

Y resulta que hoy, pero hace 40 años (¡40 años!), los quías cruzaron la calle enfrente del estudio de grabación y se sacaron esta foto, la que después sería la tapa del disco Abbey Road, el último que grabaron juntos, aunque finalmente se editara antes que Let it be.

Creo que nunca seré capaz, y hablo por mí, aunque sé que mis compañeros Habitués comparten mi desaforada pasión, de escribir, de describir lo que son, lo que significan los Beatles para este humilde cronista de los amores habitués. Nada más diré que a la tierna edad de 12 añitos, más o menos, había pintado un piano en la tabla de planchar, tenía una paleta de las de madera con una guitarra dibujada y ensordecía a mi paciente familia al grito de "aiuantujolliorjaaaan"...
Así que, además de ser los tipos que, creo, hicieron, crearon, atisbaron, casi toda la hermosa música que anda dando vueltas por el mundo hasta la fecha, supongo que ellos son los responsables de la gira mágica y misteriosa en la que estoy, estamos, atrapados sin remedio, y de casi todas las cosas que se nos da por hacer si de cuestiones musicales se trata (así que ya saben a dónde hay que ir a quejarse). Después, otras influencias marcaron, por suerte, otros rumbos. Pero siempre se vuelve al primer amor...

Voy a dejar aquí este comentario. Como dije antes, no soy capaz de expresar lo que quisiera (necesitaría varias páginas y muchas horas). Mejor me voy entonces a escuchar tooooodos sus discos, del primero al último y en ese orden, y a ver si mi vieja tiene todavía la tabla de planchar. Si alguno se prende, va a ser bienvenido (sobra una raqueta). Si alguna se prende... bueno... lo vamos viendo (por ahí podemos escuchar otra cosa).

Dear Prudence, won't you come out to play...
El Negro Flores

(Los cinco Beatles en pleno en Abbey Road. El quinto: George Martin, claro.)

¡Salú!

http://www.youtube.com/watch?v=9MVWy09RQYo

http://www.youtube.com/watch?v=Gv00r-BXRgY&feature=related

4.8.09

viernes de... suspenso

Hace rato, demasiado pa' mi gusto, que los Habitués no salen a cantar, pero no hay nada que hacerle. El frío, la gripe, la crisis mundial, el "Fino" Palacios, el discurso de Biolcati, nos tienen a mal traer, desanimados, malhumorados, sin ganas de nada, clavados a la mesa del bar intentando entrever entre las copas alguna hebra de futuro. Hasta que a nuestro amigo Campari se le ocurre una idea genial:

- Che, ¡¿y si vamos el viernes a...?!
- No jodas, Campari. ¿Adónde querés ir?
- A coso... ¿cómo es este lugar? El que fuimos la otra vez...
- ¿Cuál?
- ¡Coso! Pucha, ¿cómo era? Dale, vamos. Total, ¿que nos cuesta? Vamos, cantamos un rato, nos sacamos la mufa... Además se pone lindo. Está lleno de...
- ¡Qué rompequinotos! Si ni sabés cómo se llama...
- Pero sí, che, ahí, el lugar éste, que organiza la gente ésta, el amigo de aquel... Ahí, donde comimos las lentejas. Che, Nino, ¿cómo era el lugar aquel donde comimos las lentejas?
- Yo qué sé. ¿Qué lentejas?
- ¡Pero carajo! ¿No te acordás de las lentejas?
- ¡Ah, pará, ya sé!, ¿vos decís...? El Centro Cultural ese...
- ¡Sí, ahí! ¿Vamos?

- Pará, pará... lo tengo en la punta de la lengua... Sí, ya sé donde decís, coso, sí... ahí, que un día íbamos a ir y al final no fuimos...
- ¡¡¡Ese!!! ¿Vamos?
- Pará, ¿como era? ¡La marmita! No... ¡La vasija! No, tampoco... el cuenco... el bol... algo así... Flores seguro que se acuerda...
- Sí, ya sé lo que dice éste. ¿Vos decís... esteee... como una especie de vasija grande de barro o metal, angosta de boca, ancha por la barriga y angosta por el pie, y por lo común con una o dos asas, que se utiliza para guardar o transportar líquidos, no?
- Tengo un par de amigos que se ajustan a la descripción...
- No interrumpas. ¡Sí, eso! ¿Cómo se llama?
- Ni idea, che.
- ¡Uh, loco, qué manga de...! Bueno, no importa... ¡cómo se llame!... pero vamos, ¿no? ¡¿Dale que íbamos?!

Insistente, Campari. Y ya sabemos cómo terminan estas discusiones de mesa habitué: tanto va el cántaro a la fuente que al final... lo rompen a Campari. O como dice nuestro poeta rante, Moscato: tanto va el Habitué al cántaro que al final la rompe. En fin... Misterio.
Así que, queridos amigos, amigas, ya saben: los que nos extrañan y nos quieran escuchar cantar, el viernes a la noche los Habitués se van para el... ¡¿cómo era?!
¡Salú!

1.8.09

Edipo habitué

Se dice por ahí que, antiguamente, para ser considerado un tanguero de ley y darse dique de malevo había que cumplir determinados requisitos para, digamos, dar con el perfil y obtener el certificado.

Pero de don Sigmund para acá, los tangueros niú eish han ido dejando caer en desuso algunos de esos tópicos ("tips" se dice ahora). Mencionaremos aquí dos de ellos, quizás los más sobresalientes: la traición de la pérfida minusa, con la consecuente retahíla de lamentos de todos los colores, y la eterna veneración por la “viejita”, la santa madrecita a la que hace sufrir, que lo visita en la cana, lo espera con el mate y le lava los despechados calzones.

Hoy por hoy casi nadie, tanguero o no, se preocupa gran cosa por estos temas, y cualquier pelafustán hace alharaca en cualquier mesa de café de tenerlos “resueltos”, quien más, quien menos, diván mediante: los taitas modernos ya no sufren cuando los abandonan, y, saludablemente, prefieren evitar el incómodo y traumático procedimiento de andar pegando cuchillazos de rencor, sea a la naifa, sea al coso, para lavar el honor, que bien puede quedar un poco sucio que ya nadie se atormenta o escandaliza.

Y en cuanto a la omnipresente “vieja”, el complejo de Edipo es cosa del pasado. A la vieja se le cantan en su momento cuatro frescas, después se hacen las paces para que se ocupe de los nietos, y cada uno por su lado, feliz de la vida, con un trauma menos y sin molestosas montañas de culpa. En fin…

Todo este conjunto de descabelladas reflexiones viene a cuento porque hoy, 1º de agosto, es el Día de la Madre. Y los Habitués, aunque personajes de avería como son, y pese al lavado espíritu de los tiempos, sufren cuando los abandonan y aman a sus madres. Y, especialmente, a su Madre. Porque digamos que hoy toman prestado y hacen suyo un festejo del que ni se habla en el Puerto, tan europeo él, pero que se festeja en toda la América original, y es, a nuestro humilde entender, una de las cosas más sabias, por sencilla, por profunda, de las que vamos escuchando por ahí.

Hoy es el día de la Pacha, la Pachamama, nuestra madre tierra, la que siempre da, que es la madre y es la casa, y a la que hay que cuidar y respetar, para cuidarnos y respetarnos a nosotros mismos, manga de forros los humanos, desamorados y desagradecidos, egoístas y necios, mal bichos, que por culpa de los pocos embrutecidos comerciantes de cuarta que vienen a resultar ser los dueños del mundo, nos cagamos en todo lo que respira y crece, alumbra y alimenta.

Los Habitués en sus ratos melancólicos se desvelan pensando en una piedrita desnuda, girando vacía en el espacio, sin árboles, sin agua, sin gente. Y sienten que no hay derecho, que es injusto, criminal, hacerle eso a la vida, a cualquier vida, madre vida, y a los hermanos de la vida. Porque como hijos todos de la misma madre, ¿no resulta entonces que somos todos hermanos?, que no es poca cosa, y el mundo sería otro bastante más lindo si honráramos el lazo. Y la vieja estaría, además, por fin, orgullosa de nosotros.

Por todas estas cosas y muchas otras los Habitués hoy buscamos algún patio de tierra y hacemos nuestra cariñosa ofrenda a la Pachamama: abrimos un vino, y el primer chorrito es para ella, pa’ que brinde con nosotros, mientras prometemos cuidarla.

Y de ahí, para despuntar el vicio, a zapatear como desaforados al compás de una chacarera…


¡Feliz día, Pacha! ¡Salute, y gracias! ¡Y que cumplas muuuuuuuuuuuuchos millones de años más!