17.10.09

el subsuelo de la patria sublevado (y no lo digo yo, lo dijo Scalabrini...)

(Inconexos fragmentos, y homenaje de por medio, de la crónica "Los Habitués: radiografía política" o "De cómo la incoherencia puede llegar a ser bandera". Flores dice que la va a ir presentando por entregas, porque es muy larga y no hay que atorar a los lectores del coso, que son medio fiacas. Entre nos, pa' mí que todavía no la terminó de escribir, y que el fiaca es él... Veremos si cumple.)

(...) porque si uno se pone a estudiarlos un poco más de cerca, guarda que muerde, al punto se da cuenta que cuando los muchachos están juntos abandonan sus eternas discusiones y, conjurados, básicamente gustan de llevarle la contraria a todo aquel que se presenta demasiado convencido de alguna cosa, a sabiendas que la realidad, y si hablamos de política mucho más, es siempre mucho más compleja y contradictoria que la teoría más teórica y científica. Sólo sé que no sé nada parece ser su lema, y de áhi es que en general se dejan llevar por el corazón. Que, ni hace falta decirlo pero por las dudas, late clarito y cual bombo de murga a la izquierda del pecho.

Pero como ahora parece ser que la oligarquía no existe, pero que la hay, la hay... (como bien lo demuestra esta fotografía...)



... los Habitués, cuando se topan con alguno de estos ejemplares del género de los grandes primates antropomorfos, que desgraciadamente nunca faltan si no que sobran (pasa en las mejores familias, señores, y a decir verdad de un tiempo a esta parte están por todos lados, si los grandes medios de comunicación parecen el África ecuatorial...), hacen causa común con todos los descamisados que en la historia han sido y serán, y se les da por poner patas arriba las mesas de los bares al grito de "¡Viva el Tirano Prófugo!" y ahogan toda discusión de la manera más autoritaria con los compases instrumentales, ¡y con arreglos!, de la marchita esa que cantaba el gran Huguito del Carril, con trompetas y todo, antes de lanzarse a cantar la letra a voz en cuello, si se la acuerdan, y poniendo énfasis en la parte esa de "combatiendo al capital" (esa que otros peronistas después y para su propia vergüenza decidieron cambiar). Si no se la acuerdan la inventan ipso facto intercalando por las dudas alguna que otra puteada para amedrentar a los tilingos...

Encuentre, si puede, las 5 diferencias:




Hablando un poco en serio, hoy, 17 de octubre, día soleadito, peronista, los Habitués se sacan el sombrero y brindan por el recuerdo de la gesta popular de 1945, en la que los "cabecitas negras", los "grasitas", los laburantes, los olvidados de siempre, lo que antes se decía "el pueblo", ¿vio?, desde el fondo del tiempo y el continente irrumpían en la historia política del país invadiendo desde las fábricas, los talleres, los barrios populares, la pituca y liberal Buenos Aires, más o menos conscientes, más o menos orgullosos, más o menos desafiantes, pero dispuestos a defender lo que habían ganado, su derecho, su destino, su dignidad de trabajadores. Ese día, los "negros", los laburantes, parieron otra Historia. Para ellos, hoy, nuestro homenaje.




Después esa gesta se institucionalizó como el Día de la Lealtad. Los Habitués, que profesan su indeclinable lealtad sólo a aquellos que se la merecen, sostienen que ser leal no es lo mismo que ser obsecuente o alcahuete (y déjenme decir que ésto que parece una obviedad, una verdad de perogrullo, no lo es en-a-so-lu-toc). Por eso hoy también brindamos, entre muchos que nos gustaría homenajear, por dos de nuestros peronistas preferidos, el Bebe Cooke, John William, hijo de irlandeses, y Juan José Valle.



Valle, fusilado por la "Libertadora" el 12 de junio de 1956, enorme, escribió en su última carta (leanlán, vale la pena): "derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos, no sólo de minorías privilegiadas". Y Cooke fue uno de los pocos, quizás el único, además de Evita, que tuvo la lealtad y el coraje de decirle al Viejo que se estaba equivocando. El Gordo creyó que el peronismo, por razón de nacimiento, podía y debía ser revolucionario, y se fue a ver qué estaba pasando en Cuba. El Viejo, eligió otras yuntas. Así le fue... Así nos fue.

“Las casas también se hacen con mierda”, dijo el General, y cuánta razón tenía, aunque no dijo, o por ahí sí dijo pero no soy un tipo muy leído, que la mierda a veces rebalsa.

El peronismo, "el hecho maldito del país burgués", después de la “limpieza” que hicieron primero los mismos peronistas, mal que nos pese, y después, y finalmente, las botas y el terror, vacío hace tiempo de todo contenido combativo, de toda voluntad de cambio profundo (faltan, nos faltan, muchos peronistas, quizás los mejores), y después de la segunda Década Infame, parece mentira pero renace y sigue jodiendo (algunos) privilegios, devolviéndole a la política y a la lucha en términos políticos, algo de su perdida dignidad.

En buena hora, si además eso significa levantar algo, aunque más no sea un retazo, de las viejas banderas populares. De más está decir que allí estaremos, de adentro o de afuera, buscándole la vuelta. Pero, y saco de en medio todas las honrosísimas excepciones, la mierda sola no se limpia…


(Hermosísima viñeta de la historieta El Sueñero, de don Enrique Breccia, publicada en la revista Fierro allá promediando los '80. Imperdible.)

¡Compañeros (una de las palabras más lindas), feliz día! ¡Salú!

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