10.11.10

taller de guitarra: melodía de arrabal

Queridos radioescuchas, continuamos nomás con nuestro humilde, humildísimo, tallercito de guitarra onlain...

¿Cómo anda de la imaginación? ¿Bien o masomeno? Porque quisiéramos arrancar con un pequeño ejercicio, primero de memoria -digamos que prestada-, y después y sobre todo, de imaginación. ¿Usted se imagina...? A ver, pruebe. Imagínese, un cachito nomás, un segundo hasta que lleguemos al punto... Imaginesé, decía: Buenos Aires, o algún arrabal de descampado y quintas, el barrio de su infancia o, quizás, el del viejo de uno, o de la abuela. Cualquier barrio vale, pero imaginesé que es 1932... Y uno que se resiste a largar la catrera pero no queda otra, hay que ir al yugo. La pavita del mate en el calentador consuela un poco, y la luz que se cuela por las celosías entreabiertas del bulín -hoy viene aire del río- y Buenos Aires que amaneció con esa luz tan propia y nítida cuando no hay nubes y el viento sopla del río en este año '32 (en el que todavía no existe la televisión). Y usté va, prende la radio, y escucha, en vivo y en directo, lo que sigue:



¡Que te tiró de las patas! El Mudo, el Mago, el Zorzal Criollo, el Morocho del Abasto, el franchuteyoruguayporteñísimo don Carlos Gardel interpretando un tango nuevo de su autoría grabado en yanquilandia para una de sus películas -con letra de Alfredo Le Pera y Mario Battistella-, Melodía de Arrabal.


Que tenés el alma inquieta de un gorrión sentimental... ¿Qué quiere que le diga?, así que no le digo nada. Ahí tiene los acordes en versión habitué y vaya nomás a cantarle a Gardel, si le da el cuero y el cuore, y a su barrio, que de seguro se merece un verso inspirado y un cariñoso recuerdo, un homenaje:


¿Algo más? Nada más. Sólo que, ya sabe, cualquier sugerencia y/o consulta la hace por acá o a loshabitues@gmail.com. Y de yapini, una versión nuestra en video, un poco vieja, un poco gritada, otro poco desafinada, pero profundamente emocionada y con un invitado de lujo, por si gusta.


¡Salú, mi barrio querido! Y perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón, pero si no hubiera crecido en tus calles de barrio laburante, si no hubiera sabido lo que es la pobreza de las casas villeras de mi barrio del sur, seguramente sería otro muy distinto, quizás mejor, quizás peor, pero nunca éste que soy, y que te lleva en el andar, en la mala educación, en la puteada, y en la mucha o poca nobleza que los pibes portaron y que trato, contra viento y marea, de no olvidar. Vaya donde vaya, mi barrio -y con vos el Fefe y el Juancho, el Leo, el Pacho y Luisito, lombríz, la Vivi y la Pachi-, estás conmigo. ¡Salú!

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