Apostadores natos, incrédulos e ingenuos (no importa tanto el tamaño o el valor del premio, si no el lance. Cuanto más difícil sea la prueba y más ínfima la recompensa, allí estarán), no pueden evitar la tentación de dejar por un instante en suspenso la fría racionalidad de las causas y los efectos para entregarse enteros al dulce temor, al segundo infinito en el que el más puro azar decida, quizás para siempre, su destino. Mirá, para hacerla corta: timberos, los Habitués son timberos.
Por esta razón es que decidimos lanzar un ¡espectacular concurso! en base a la portentosa fotografía de Ricardo Barbieri, que, para los que no la vieron ya, es la que sigue:
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¡Sí, señoras, caballeros, sí! ¡El concurso de "las patas en la fuente"!
Doscientas cinco caruchas o caripelas (le juro que es casualidad, porque no las contamos... aunque mire qué mala leche esas "cinco" de más... se habrán colado... en fin), más los diez habitués, claro, más el cronista que aquí escribe. Amigos queridos y admirados, personajes de la cultura, músicos, poetas; del deporte, de la política; revistas, publicaciones, personajes de ficción, representaciones...
Así que vea, señora: si no tiene un corno que hacer a la hora de la siesta y tiene ganas de ejercitar la memoria, consultar enciclo o wikipedias, descular relacionando o sencillamente adivinar quienes estaban presentes en aquella magnífica noche de corso en el clú, dele nomás, que su esfuerzo será premiado. Para que no se aturule y se haga galleta, le dejamos esto:
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Así que no tiene más que fijarse en el numerito que aparece en la imagen junto a cada caripela, enchufarle su respectivo nombre, y enviar la lista a
loshabitues@gmail.com con la frase "concurso de las patas" en el asunto.
Debo decir que yo era partidario de que el premio habría de llevárselo aquel o aquella que pudiera establecer el nombre y/o la identidad de TODAS las personas y objetos presentes (menos una, que no es una figura, digamos, "pública", aunque es inferible). Los chochamus me han convencido, ya que ni ellos, gracias al vino, la emoción del recuerdo y la mala memoria reconocen a tanta gente, que el premio sea para el o la que logre la mayor cantidad de aciertos.
Los premios:
Si es usted señorita (soltera, claro) puede elegir entre una cena romántica con el habitué de su elección, o una serenata cantada en su balcón y/o, en su defecto, portero eléctrico. Si sos varón... mirá... ni te gastés. O por ahí te invitamos un vino...
-¿Qué?
Perdón. Me dice acá la producción que lo de la cena romántica no va, que los Habitués, de románticos, nada, que en seguida van a los bifes, etc... Así que para evitar incómodos desastres y la consecuente mala prensa es que vamos a cambiar el premio....
-¿Entradas gratis? Sí, ta bien...
Entonces: ¡dos entradas gratis dos! para los próximos recitales de los Habitués en Café Vinilo (en agosto, septiembre y octubre) para los 15 concursantes-amigos con mayor cantidad de aciertos.
¿Está claro? Sí, está buenísimo, está... Nada más entonces.
¡Salute y a afilar el lápiz!
Los Habitués
(En estos días por ahí ponemos algunas referencias, aunque la veo difícil con esta fiaca post-festejo. Si hay alguna duda terrible pueden preguntar y quizás mandemos alguna pista, así que lo vamos viendo. Chaucha. Se vemo'.)
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