20.7.10

che, Pototo...

"Los Habitués, hombres que se precian, y se esfuerzan, por estar siempre en la luna, y que por tal razón se enteran de todo tarde, se acaban de enterar que el Día del Amigo se festeja en razón de la llegada de no sé quién al mencionado astro un 20 de julio de milnovecientosnosécuánto... No está de más decir que, por más que se nos explique, las razones de semejante cosa se nos escapan. Pero bué... misterio. Por lo pronto nosotros, allá, nunca vimos a nadie.

Más allá de estas cuestiones, y como los Habitués a sus amigos los festejan y los honran todos los días, en realidad propugnan establecer el más interesante Día del Enemigo. Porque, enemigos, enemigos mortales, los Habitués tienen unos cuantos. Entonces: qué tal plantear un día rojo, una trinchera de combate, una ocasión para enarbolar banderas, gritar consignas, organizar tumultos y escaramuzas, hostigar a los pinches tiranos con gomeras de rulero, retar a duelo tenaz y perpetuo al ortiba y al innoble; contra las almas vulgares, los sentimientos berretas, los corazones desleales, tanto sorete impune, contra los pagados de sí mismos, contra el falso, el traidor y el fariseo, los salvages e inmundos unitarios, los helados espíritus, los que no sienten nada, la mala educación de algunas niñas, los conductores de televisión, el intendente de la ciudad, la mesa de enlace y la hora de cierre de los bares, por citar al tuntún.

En fin..."

(Fragmento de la crónica del día del gomía del año pasado. Y sí, estamos fiacas... saliendo del estado ameba en el que nos sumió tanto frío y tanta lluvia... y bué.)

Pa' los amigos queridos, los indispensables... 
¡Salú! Hoy, y todos los días.
¿Nos vemos el 7?

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