28.5.11

saltos cualitativos

Los Habitués ayer en Café Vinilo, y sabrán disculpar la soberbia, a mi humilde entender dieron un salto cualitativo en lo que a su quehacer escénico respecta. Cosa que está muy bien, ya que tanto laburo alguna vez tenía que empezar a rendir sus frutos. Rojos. Los frutos, digo...

Frutos (fruta, más bien) de una disciplina rigurosa, cada vez desafinan mejor. Artistas consumados en el difícil arte de la desprolijidad, se perfeccionan al punto de alcanzar grados fuera de escala. A manera de resumen diré que se hizo laaargo como barrera de ferrocarril; Crespi, sútil, inventando acordes nuevos que no contienen ninguna de las notas que deberían tener; el coro ya no sólo se olvida partes de la letra sino que están a punto de establecer una nueva marca olvidándosela entera... En fin, una noche más para el carnavalero olvido...

En un aparte hay que decir que el otro que pegó un salto cualitativo y estuvo a punto de romperse el marote fue el Pipi. Pero por suerte no pasó nada, fue el susto, nada más, de la señora de la primera fila cuando vio que se le venía encima un Chiflado y de Boedo en forma de tormenta de lentejuelas y/o murguero en parapente.

Pero hay que decir también, nobleza obliga, que, fieles a su incomprensible y original estilo, los muchachos estaban encendidos, hilarantes. Los espíritus de Carlitos, de Momo y de Pappo de Lucía allí presentes supieron guiarlos a buen puerto para coronar una presentación pletórica de sutiles chanzas, aleccionadores y pedagógicos consejos, anatemas contra el color amarillo, en un incesante desfile de sensaciones, en los que alguno que otro se tentó más de una vez, para concluir al fin que parece ser que no estuvo tan mal la cosa. Y una muestra de ésto quizás sean los regalos que hemos recibido en el día de la fecha, que van a continuación:



Inmerecidos regalos de sendas pebetas, grandes amigas anque practicamente desconocidas, que han tenido el gesto de devolvernos en generoso arte nuestros torpes desvelos musicales. Por ellas, Mariana Clerch y Vico Alfonso, y por ustedes, los Habitués, eternamente agradecidos de ser cantores.

¡Salú!

24.5.11

se acabó lo que se daba

Muy bien, así es la cosa: las condiciones objetivas están dadas, las subjetivas también, así que, señores, señoritas, sepanlón, a partir de este momento los Habitués se declaran en pie de guerra. No porque tengamos ganas —semo' más bien pacifistas— pero a veces la Historia, así, con mayúsculas, te sacude un cross de derecha, literalmente, vea, en este caso; un patadón de esos que te tiran de la catrera en la que uno pretende pasar sus días y que volando te sienta de tujes en la trinchera, y ya no queda otra que cachar la gomera y a aguantar a pie firme la pelusa, la llovizna de pipiolos y los cascotes que pretenden romperte el marulo y/o la croqueta. Así que es ahora o nunca, compañeros. Definidos los candidatos en nuestro Querido y Gran Buenos Aires, la oportunidá se las trae y por eso nos convoca.

Y por qué, se preguntará usted, esta actitud beligerante de la barra ahora, tan gentil ella siempre, tan buenaza, ¿eh? Bueno, pues bien: porque habiendo sopesado con-ci-en-zu-da-men-te los pros y los contras, hemos decidido que nos gustan bastante más los contras que los pros, porque nos dimos cuenta que estamos hartos e indignados, enfermos de espanto, con una molestia en el hígado que el tordo dice que es vergüenza ajena, culpa de estos pros que, ahora, mirá vo', llenan de sombrillas la ciudad.

Y mire que el amarillo es un color que nos gusta bastante, pero no hay caso, che, se nos viene haciendo cuesta arriba de un tiempo a esta parte, casi al punto de hacérsenos intragable. Razón por la cual creemos que ya está bien, que aunque nunca estuvo bueno Buenos Aires hicimos la experiencia de votar a un papanatas —¡yo no lo voté!, me gritan de acá atrás—, anduvimo' en bicicleta, muy lindo y muy rico todo, la UCEP, las escuchas, el Fino, la bestezuela del hermano de Caín, la buena de la Gabi, el vuelo intelectual de Ladríguez Berreta, todo muy bien, civilizado y democrático —fue tan lindo y emocionante ver como nos tirábamos piedras entre nosotros—, un ejemplo de lucidez y eficiencia, y, por qué no, todo sazonado con una cuota de frivolidad, humor y estupidez —con la del bigote te pasaste, ¡capo! ¿Y la de cuin?— de lo más simpática.


Así que, Mauri, my dear, de corazón y con cariño, ya no sos bienvenido, y los Habitués te invitamos a retirarte para siempre de nuestras porteñas vidas el próximo mes de julio, que ya va siendo hora de empezar a hablar un poco en serio. En fin...

En síntesis: Valientes caballeros —otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante; vuelvo al camino con mi adarga al brazo...—, señoritas de armas tomar, a partir de este momento el coso éste se pone a disposición de todos aquellos que quieran sumarse a la patriada de batir al team amarillo en las próximas elecciones, de este lado de la General Paz, y en la patria toda. Se aceptan adhesiones.

¡Salú!

17.5.11

Mozo, diez fecas y un vinilo

Bueno, muchachos, así es la cosa entonces: A PEDIDO DEL PÚBLICO los Habitués, o sea nosotros, vuelven a transitar hacia finales del mes, cuando nadie tiene un mango, el prestigioso, querido y confortable escenario palermitano de Café Vinilo pa' representar, o sea, pa' presentar de nuevo, su Las Patas en las Fuentes Corsito.

Intentamos averiguar, de puro curiosos nomás, a pedido de quién fue que salió la cosa, y no termina de quedar muy claro. Aparentemente la abuela, o la tía, de alguno de los muchachos —o en todo caso alguien que invocó un vínculo parecido— parece ser que le dijo a una de las chicas de la barra, o al cocinero, no se sabe, que quería volver a ver a los Habitués en Vinilo. Otros aseguran que no, que fue un señor circunspecto el que habría preguntado si volvíamos a tocar, aunque sin dejar muy en claro si vendría o no dado el caso. Algunos fantasiosos afirman que fue un ángel de funyi, lengue y sonrisa inmortal el que se le apersonó en sueños a Cheche —el trompa de la mencionada buat — y le dijo: tenés que volver a invitar a estos purretes cartores, che, Cheche... Chí, perdón..., sí, le habría dicho Cheche chocho de la vida...

Otros, por fin, sugieren que las palabras de Cheche fueron, leve y sutilmente, distintas. Ni en pedo vuelvo a traer a estos cosos que dejan el camarín hecho una porquería, lleno de brillitos, dicen que dijo. Pero no pudo imponer su autoridá parece porque, dicen, la verdad de la milanesa sería otra bien distinta. Lo que se le apersonó al desdichado —al susodicho: Cheche— no fue el fantasma del Zorzal sino una patota de malandras —eran como diez, dicen los testigos binoculares del luctuoso hecho— que ipso facto y profiriendo horrendas amenazas —algunos dicen que no, que lo que proferían habría sido una canción— le exigieron una nueva fecha en Vinilo para los Habitués... Por su parte Cheche, e-vi-den-te-men-te atemorizado, o quizás sordo, ni confirma ni refuta esta versión.

En fin, sea como sea, lo hecho hecho está, y si el público lo pide hay que darle el gusto, no sea cosa. Señores, señoritas, tengan a bien agendar (y venir, ¿tamo'?):


viernes 27 de mayo
Café Vinilo
Gorriti 3780 (entre Salguero y Bulnes), Palermo
24 hs. - Entrada: $ 20 (anticipadas: $ 15)
http://www.cafevinilo.com.ar/
Tel: 4866-6510 - Reservas:  reservas@cafevinilo.com.ar


¡Chalú la barra!

6.5.11

hoy: tanto va el habitué al cántaro que a la final...

Va llegando al final el casi obligado silencio del habitué en estos meses arduos, agitados y felices. Porque parece ser que de a poco vuelven las musas —¡y las muzzas!—, pa' regalarnos portentosas y extrañas visiones poéticas mientras, vasito de novi en mano, nos rascan dulcemente la cucusa, acción ésta que al habitué lo sume en una especie de ensoñación febril que es muy útil, si lo sabré yo, para escribir, por lo menos, las giladas que aquí se escriben.

Entonces, el coso habitué por fin vuelve a transmitir desde algún lugar secreto de la estratósfera, al tiempo que se pregunta este editor irresponsable por qué tanto silencio. Y al no hallar una respuesta más o menos convincente o explicante—¿será de puro fiacas nomás?—, se predispone a seguir para adelante como si nada hubiera pasado. Ya vendrán las palabras, las imágenes quizás, quizás canciones, que cuenten, digan, qué le pasó a esta barra arrabalera en este tiempo fuera del tiempo —esto lo estoy tocando mañana—, en esta ciudad dentro de otra, en este corazón que late en cientos.


—¡Carnaval pasó, papu! —me grita Cynar desde el patio pa' poner punto final a tanta disgresión, y a otra cosa mariposa. En fin...

Cuestión que, amigos queridos, percantas de arrabal, vuelve el coso éste, y vuelven Los Habitués esta noche, a desafiar el fresquete a puro tango y murga, a clavar las banderas de sus esperanzas simples, que son, de ahí, las más difíciles, y, sobre todo y lo más importante, a reencontrarse con los guisos... perdón, con los amigos del Cántaro, nuestro segundo hogar casi, mire.

viernes 6 de mayo
C. C. y A. El Cántaro
Av. Caseros 2516, Parque Patricios
23:30 hs. - Entrada libre, a la gorra
¡junto a La Joven Guarrior!

¿Se vemo' ahí? ¡Salú!

14.4.11

¿los habitués en la esma?

"... perdimos la suavidad de paco
la tristeza de haroldo
la lucidez de rodolfo
el coraje de tantos
ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe
pedacitos que fueron alegría / combate
confianza en sueños
sueños/ sueños/ sueños
y los pedacitos rotos del sueño
¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día / pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido
del sueño general?
¿están diciendo que soñemos mejor?"
JUAN GELMAN

Si bien bastante olvidadizos aunque rara vez desmemoriados, Los Habitués saben despabilarse cuando de cosas importantes se trata. Entonces se sacuden la modorra y las copas de más, se ponen agudos y filosos y, cómo no, se entregan al recuerdo. Tal es así que hasta rememoran (o imaginan) que “recordar” viene del latín recordis, que nos es otra cosa que volver a pasar por el corazón.

Y sí, la ocasión amerita en este caso sensibilidad pensante, porque, vea usted, Los Habitués han sido invitados a tocar nada más y nada menos que en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

Digamos de entrada que semejante convite justificaría de por sí la más incontenible de las alegrías y el honor, en una ocasión para el recuerdo, de cantarle a uno de los más grandes escritores argentinos, que además de increíblemente único con eso de las palabras y las historias, fue un decidido militante revolucionario, secuestrado por los esbirros de la última dictadura cívico-militar el 5 de mayo de 1976 y hasta hoy desaparecido.

Ahora bien y aquí llegamos de nuevo al punto que nos desvela (los ojos ciegos bien abiertos) y es que “El Haroldo Conti” (ya no el escritor sino el centro cultural, o “El Conti” a secas) está dentro de lo que fue uno de los más grandes centros clandestinos de detención y exterminio del terrorismo de Estado: la Escuela de Mecánica de la Armada. O la ESMA. [Ver texto completo, con muuucha data útil sobre el Espacio para la Memoria]

domingo 17 de abril
C. C. de la Memoria Haroldo Conti
Espacio para la Memoria (ex-ESMA)

en el ciclo Los amigos de mis amigos junto a otros artistas
Av. Del Libertador 8151, Núñez
desde las 18 hs. - Entrada libre y gratuita



Entonces: Los Habitués en el Espacio para la Memoria de lo que fue esa máquina del terror que fue la ESMA. Los Habitués y otros artistas en el Conti y por la memoria del gran escritor y de todos los compañeros y las compañeras detenidos-desaparecidos. Imaginate cómo van a resonar los versos de Santoro ese día, si además compartían militancia y otras varias movidas políticas y culturales. Los Habitués con Conti, con Santoro y con los 30 mil. Venite el domingo, vénganse.
Sólo se trata de ocupar el espacio. El espacio para la memoria. El de todos y todas, el nuestro.
¡Salú!

11.4.11

gracias

Como todo el mundo sabe, la generosidá no es algo que abunde en esta piedrita navegante del espacio sideral. A los tipos generosos más bien se los subestima, y es regla que en general les vaya mal —por lo menos en los términos de los tipos que creen que han triunfado en alguna cosa y les va bien—.

Pero hete aquí (¡ja!) que todavía, por suerte y gracias a dios Momo, quedan ejemplares de aquella vieja guardia generosa y desinteresada, para el bien de la monada que habita la mencionada piedrita, que se les importa un pito el que dirán y suelen atenerse a las razones del corazón antes que a, dudosas, conveniencias.

Uno de ellos, don Juan Rosasco, amigo y compañero que porque sí, porque se le dio la soberana gana, nos regaló un cacho de la presentación de su disco para que los Habitués se den el gusto de tocar la murguita en la afamada, famosa, tan fama ella, Trastienda, esa ahí, la de Balcarce. Aquí los vemos curtiendo escenario:


Los Habitués, eternos y callejeros cronopios, no tienen más que palabras de agradecimiento y esperan haber cumplido, con nobleza y esmero, la tarea encomendada en tan generosa invitación.

Porque...
debe ser que la vida es un cantar... ¡Gracias, Juan! 


PD: ¡Y gracias, Jazi, por los daguerrotipos!

4.4.11

efeméride

Cuatro de abril, viejo, cuatro de abril es hoy...

—Ahá.
—Y... ¿no nos va a decir nada?
—No, ¿por? ¿Qué le tendría que decir?
—A ver... piense. ¿Seguro que la fecha no le hace acordar a algo? Abril... hace tres años...
—No se haga el misterioso, y si quiere que le diga algo me lo dice, se lo digo, y listo.
—¡Pero así no tiene gracia! Si yo le digo lo que quiero que me diga y usté me lo dice lo que le dije es como si yo me lo dijera a mí mismo. En ese caso, usté no me haría falta para nada... así que si es por decir, mejor que ni me lo diga, si no van a decir que estamos locos. Aparte, es más lindo si me lo dice usté... A ver, vamos de nuevo. Piense...
—Mire, no le entendí un corno, pero bueno... Si es tan importante... Deme una pista.
—Bueno, vea, el cuatro de abril es el natalicio, el cumplesaño, digamos, de una banda muy importante...
—Siga...
—Una banda que hace tango... algo de murga... Fueyserá... Andan medio de traje... ¡No es tan difícil, che! Está negado...
—No me apure si me quiere sacar bueno. Espere. Banda de tango... murga... ¿De acá? ¿Argentinos?
—Sí, de acá.
—Ahá. ¿De ahora, o de antes?
—De ahora.
—Este... ¿Porteños?
—Sí.
—Y cuatro de abril me dijo... Hace tres años... Dosmil ocho... Eeeh... Ni idea, che. ¿Alguna otra pista?
—Los Ha...
—Los a... paratos...
—¡No, no! Los Ha... con hache... Los Habbb...
—Los hab... habaneros... de... ¿Nada que ver? Los hab... urrid... ¿No, tampoco?
—No. Los Habi...
—¡¡¡Los habilidosos!!! ¡Los habilidosos de...!
—...
—¿No son los habilidosos?
—No, no son.
—¡La pucha! Espere...
—No, ya está. Deje.
—Pero...
—No, deje, no importa.
—Bueno.

¡¡¡Feliz cumpleaños, Habitués!!! 
Tricota, viejo, parece mentira... 

29.3.11

queda usté debidamente invitado

Mirá vos lo que son las cosas de la vida y sus encuentros... Resulta que hay un filósofo que un día —aciago para él, diría yo—, y siguiéndole la pista a la gran Nariz del tango, Discepolín, cayó casi de casualidad, se chocó, mire, con este coso nuestro. Y vaya uno a saber por qué, no va que parece que le gustó.

Vino a resultar después que el filósofo este —que se subió al bondi y nos regaló más tarde unos cariñosos y elogiosos aunque inmerecidos conceptos— es el mejor amigo de un tal Juan Rosasco, músico el hombre, y poeta, que parece ser que el tipo era un habitué de la más pura cepa rante y poética, y no lo sabía. Y todo esto, fijate vo', gracias a Discepolín y a Aristóteles...

Cuestión que en sendas presentaciones en Saavedra y Lanús mediante, se fue cimentando una amistad de esas del corazón que está por tener su contrapartida musical arriba de un escenario. Porque resulta que Juan nos invitó a acompañarlo en la presentación de su cuarto disco, Ríe la puerta que da al jardín, el domingo 10 de abril a eso de las 9 de la noche en la Trastienda.

¿Qué tul?... Mejor no digamos nada, a ver si se aviva de con quiénes está tratando y se arrepiente...


Los Habitués, la mar de agradecidos.


Vengansé, y ¡Salú la barra!

24.3.11

fue y será

No es casual, no, señor, el uso de las palabras.

Golpe. Hace 35 años, los años de mi edad, nos golpearon. A nosotros, nos golpearon. Puño, pie, bota y culata, electricidad y plomo, quizás el mar. Duro y parejo nos golpearon, hondo, bien hondo. Tanto pero tanto que todavía hoy andamos juntando las astillas, los pedacitos de lo que fue.

Pedacitos de lo que fuimos —¿te acordás cuando éramos valientes?— que, de a poco, se empiezan a juntar, para construir el nosotros posible y necesario.

Porque el alma, aun magullada, machucada, cagada a golpes, estropeada, llena de agujeros... Sin papá o sin mamá, sin los hijos, sin los nietos...

como la patria, ese nosotros que aprende a mirarse

vive y respira, y sigue sembrando. Y sigue, y sigue. Fueyserá...

No, viejo. No nos han vencido.

¡Salú!