Como usté sabe, este sábado 6 de febrero se concretó una nueva
edición del ya mítico Bondi Habitué: 7 años consecutivos de esta gira
mágica y misteriosa por la cultura popular y callejera del carnaval
porteño.
Pero este Bondi fue distinto. Los nuevos y tristes
tiempos del “cambio” nos plantearon otro derrotero, otros combates. Es
que es difícil salir como si nada frente a un quía que con sonrisa
canchera y frases huecas, devalúa el mango y te aumenta hasta el saché
de leche, que te proscribe el asado, la luz y todo lo que haga falta
para que se la lleven en pala y como nunca los mismos de siempre. Un
tipo (y su “equipo”) que descarta laburantes, que persigue militantes,
que balea el baile tiroteando murgas (balas de goma a los pibitos de la
villa: nunca lo vamos a olvidar), que busca acallar los bombos,
silenciar voces, sacar la grasa, limpiar la calle, barrer la lucha,
lavar derechos y apresar milagros.
Por eso salimos como si todo,
porque todo parece estar en juego. Por eso salimos a decir y salimos a
bancar, en primer lugar, a lxs compañerxs que están acampando en Plaza
de Mayo por la liberación de Milagro Sala. Ahí estuvimos. Bondi
tupaquero, fiestón compañero. Y después fuimos a cantarnos algo con los
trabajadores de Tiempo Argentino, que iniciaban una ocupación de la
redacción del diario y de varios medios del grupo Veintitrés, por la
preservación de las fuentes de trabajo, luego de más de dos meses de no
cobrar su sueldo. Y por eso el próximo viernes 12 estaremos tocando
desde las 17 horas en la ex ESMA (venite, vengansé), acompañando a los
laburantes despedidos de la Secretaría de Derechos Humanos y del Museo
Malvinas: hay que estar, hay que ayudar, hay que juntar unos mangos para
morfar.
Y lo hicimos, lo haremos, como nos gusta hacerlo:
cantando y buscando encender la fiesta en cada lugar donde el caldo del
arte y el combate popular se agite.
Por eso, antes que nada,
queremos agradecer a todos y todas los pasajeros de este maravilloso
Bondi combatiente de anoche: más de 50 hombres, mujeres y niños
locamente disfrazados, bailadores incansables, decidores de verdades,
cuerpos zarpados de gracia y sensualidad callejera. Carnavalerxs de pura
cepa que inventan una murga de ilustres desconocidos en esa noche
cualquiera que estalla cada año, con cada Bondi Habitué.
Y por
supuesto, gracias totales a lxs compañerxs de las murgas que nos
honraron con su invitación a que seamos parte de la patriada carnavalera
que saben pintar cada febrero, con el cuore, con la risa y el sudor:
los Movedizos de Villa Crespo, los Profetas de la Alegría de Wilde
(nuevamente, nuestras disculpas por no haber podido ser de la partida y
nuestro deseo de que el convite se vuelva a dar) y los Caídos del
Almanaque de Sarandí.
Pero sobre todo, convocarlos a seguirla, a
sumarse a todas y cada una las peleas candentes que se nos vienen, que
ya llegaron, que serán duras y que debemos dar con organización y
alegría, por el presente y el futuro, por la dignidad de un pueblo con
memoria de luchas del que, orgullosamente, formamos parte.
Ya lo
decía una de las canciones más coreadas de la noche: “para el pueblo lo
que es del pueblo, porque el pueblo se lo ganó… para el pueblo lo que es
del pueblo, ¡pa’ Milagro liberación!”.
Mientras, otra retirada
insistía con un regreso a las fuentes. O a las patas. Un especie de
volver al futuro. “Vamos a volver”, decía…
No sé bien. Pero en eso estamos...
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