Escúcheme una cosa, si usted está viendo esto como la mismísima mona, ¡¡¡es porque todavía está usando Internet Explorer, mecachendié!!!
Después de quemarnos las pestañas durante meses para poner a punto el coso éste, blog o como se llame, y a punto ya de dar la tarea por cumplida, va que se nos ocurre verlo en el Explorer y resulta que se ve como la mismísima miércoles... Así que ahora mismo decidimos cortar por lo sano la cuestión y sugerirle a usted que se actualice e instale de una buena vez un navegador como la gente, caramba, que ya es el colmo.
En un decisivo aporte a la comunidad le enchufamos acá mismo el link del navegador
Google Chrome para que se lo baje y lo instale. Y si le hablaron del
Mozilla Firefox, ahí lo tiene también, ¡qué tanto! Con cualquiera de los dos (se bajan de toque ¡y gratis!) el coso éste funciona fer-pec-to, taquelotiró a Bill Gates y la madre que lo parió....
¿Sorprendido? Nosotros también. Por lo que después de esta iracunda toma de partido bien valen algunas aclaraciones.
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la flamante computadora habitué en la que se diseña el coso éste |
Aunque parezca mentira, los Habitués, con esa facha de tarambanas salidos del túnel del tiempo, ese leve barniz de pasado con olor a glostora que ostentan, y ese aire de haberse perdido el último bondi al centro, en realidad, son fanáticos cultores del avance tecnológico en todas sus formas. Para abreviar, siempre están al tanto, aunque más no sea por curiosidad, del último grito de la moda aunque, las más de las veces -ya que inventar pelotudeces sin parar es una de las principales tareas de la humanidad-, el mencionado último grito los deja algo sordos, y prefieren volver al arrullo suave y cadencioso de su realidad de pavita de aluminio abollada y a su vieja y querida spica a transistores, convencidos de que hay inventos que, sencillamente, no pueden mejorarse. Como el sacacorchos, por ejemplo.
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Salvando la salvedad, es por esta razón, y sobre todo por el inmenso placer que les da escupirle el asado a los poderosos de toda calaña, que de un tiempo a esta parte los Habitués vienen siguiendo con vivo interés los pormenores del desarrollo huev y la heroica batalla que vienen dando los cruzados del código abierto contra oscuras corporaciones y sus licencias propietarias que se resisten, como buenos dueños de la pelota que son, a adoptar los nuevos estándares de programación, y así es como nada funciona y todo se ve como el culo en Internet Explorer.
Para el que no entienda de qué corno estamos hablando, a manera de resumen daré un ejemplo: usté se compra una PC (Partido Comunista no, que no sé si está a la venta, sino una compu) que ya viene con el sistema operativo de las ventanitas ('Windows', en buen criollo), sistema éste que usted paga junto con el precio del mueble, digamos. Este sistema operativo (que usted paga) se desarrolla de forma cerrada; es decir, nadie, salvo los propios desarrolladores de la empresa, tiene acceso a los códigos de programación. Si este sistema operativo falla, por ejemplo, como suele hacer una-y-otra-vez, a usted no le queda otra que esperar pacientemente a que la archimegacorporación resuelva sacar una nueva versión corregida que, por supuesto, deberá pagar puntual y nuevamente.
Pero hete aquí que desde hace varios años ya se viene dando una extensísima reacción, conocida como software libre o programas de código abierto, u Open source. ¿Uatisdis? Programas cuyo código fuente es público, por lo que miles y millones de desarrolladores de todo el mundo tienen acceso para estudiarlos, corregirlos, ampliarlos y mejorarlos. ¿El resultado? Infinidad de programas, sistemas operativos, navegadores, etc., de mejor calidad, más eficientes y más seguros, y, lo mejor de todo, gratis, ya que esta es la base del acuerdo tácito. Cuestión de que hoy por hoy cualquiera con un poco de maña y paciencia puede acceder a múltiples herramientas gratuitas de excelentísima calidad para armarse la PC casi desde cero hasta crear y diseñar a su gusto y piacere su propia página en interné, difundir sus proyectos, etc., o lo que sea que se le cante hacer con la compu cuando está en su casa y al pepe. La verdá, interesante. Y democrático, aunque esté un poco mal vista la palabreja.
Pero bué... No me quiero extender demasiado, ya que todo este largo fárrago de webadas tiene un único objetivo: Que usté se baje el dichoso navegador que le sugerimos más arriba para ver el coso éste como corresponde.
Creo que nada más.
¡Salute, che!