26.7.12

volveré y seré millones

Pueblo, apasionada solidaridad con mi pueblo, dice mi afiche, que sobrevivió a épocas solitarias, a tantas cosas duras, algunos "peronismos" incluidos...

Hacía mucho que no escribíamos nada en el coso este, pero a veces el corazón se agita y pide cancha. Porque esa mujer, y tantas otras, por lo menos las de mi familia, me enseñaron un par de cosas de esas que no se olvidan nunca. Una de ellas es que no hay otro lugar en el que pararse que no sea el lugar del pueblo, del que la yuga, la vive y la curte todos los días, aunque a veces uno no esté de acuerdo, aunque a veces la ideología o los lecturas nos tienten a cruzar el charco, y pensemos que al pueblo se lo debe "iluminar".

Pavadas. La vida del pueblo, la nuestra al fin de cuentas, es otra cosa, mucha más intensa, más grande, y tiene más luz propia que cualquier mistongo farolito. Y está muy bien: cada cual en su trinchera, por supuesto, con sus creencias y sus convicciones, con sus camisetas de distintos colores, pero... Cada cual con sus amores, sus historias, sus acciones, pero... Siempre del lado del pueblo, hijo. Siempre. ¿Tamo'?


Cuestión que nos damos el permiso, hoy, de ensayar un cariñoso homenaje a ella. Y en ella a tantas, a todas las mujeres del pueblo con los ovarios bien puestos.

Compañera, pa' usté (para ustedes), orgullosamente: ¡Salú!

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