21.2.12

bondi habitué: testimonio

Hay una noche —¡una noche!— especial, elegida por los dados del Destino, en la que los Habitués, como corresponde a todo conjunto carnavalero que se precie, se van de gira nocturno-matinal por tres o cuatro corsos de nuestro Querido y Gran Buenos y les proponen a ustedes vivir de atróden la fiesta invitándolos a subir al, o a los, bondis que los habrán de llevar de corso en corso, de barrio en barrio. 

Y no hace falta que le diga que la noche, el Carnaval, la gira, el rioba plateado por la luna y un sinfín de estrellas, los amigos y amigas, el murgón, la música, los bombos y el baile, y por qué no el jugo de naranja (?) ingerido en grata compañía hace de esa noche una noche única, misteriosa y mágica como sólo el Carnaval porteño puede ofrecer y que la convierte, seguramente, en una de esas noches que usté recordará toda la vida...

Este es el testimonio de aquella noche:



¡¡¡Salú la barra!!!

(Gracias, Ruso. Sin palabras...)

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