3.1.11

taller de guitarra: no es mi despedida

Como no tenemos absolutamente nada pero nada que hacer en estos días más que esperar a que llegue Carnaval, vamos a retomar el taller de guitarra onlain.

Como todo el mundo sabe, las murgas finalizan siempre sus actuaciones con lo que se conoce como Retirada, canción ésta en la que las murgas se esmeran para escribir sus mejores versos porque se centra en la filosófica cuestión de la inevitabilidad del fin, y en la consecuente y melancólica aunque alegre nostalgia (la famosa saudade brasuca) del ya impostergable adiós... Pero, por sobre todas las cosas, y acá está la cuestión más importante, la Retirada es una promesa, la promesa de volver.

Hará unos diez años, por lo menos, el que aquí escribe tuvo la buena suerte de escuchar casi al pasar una canción. Y la emoción fue grande, porque lo primero que se me vino a la cabeza fue pensar que se trataba de la mejor retirada de murga jamás escrita, con todos los elementos que se necesita para ser tal. Esa canción era, es, No es mi despedida, de la Miriam Bianchi, Gilda pa' los amigos.

Ahí va la letra y los acordes, en versión habitué:


Y, sobre el pucho, el tema original, del disco Entre el cielo y la tierra, de 1997, en Re mayor:



¿Qué tul? ¡Qué voz, viejo, qué voz! Y encima dicen que hace milagros... Como los Habitués son gente incrédula, eso ni lo dudan. Porque además firmemente creen que sólo un ángel puede cantar así. Por eso se hicieron hacer, por encargo a un pintor florentino del Renacimiento ducho en ángeles y santos (por lo menos eso dice el quía, aunque me parece que macanea), este cuadro:


Sin palabras. ¡Te queremo', Gilda, te queremo'!

Los Habitués se dieron el lujo de terminar el año canturreando estas estrofas, como no podía ser de otra manera, prometiendo volver, volver, volver... Ahora nomás, che, en febrero...

Yo por tí volveré, tú por mí espérame... No me olvides.
¿Se vemo' en Carnaval? ¡Salú!

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