5.1.11

candombe de reyes (1)

Los Reyes Magos existen, sí señor. Y lo digo porque me consta, no porque me lo haya dicho nadie. Aquí a la mano tengo todavía la prueba, una de tantas, irrefutable: la guitarra, mi vieja viola, que me trajeron el 6 de enero de 1988. O del '89, que ya no me acuerdo tanto...

Los Reyes Magos son los padres dicen los pipiolos, chitrulos de panadería que se creen, así, por saberlo, y todavía peor, ¡por decirlo!, unos vivos bárbaros. En un aparte diré que hay que ver esa costumbre que tienen algunos que andan por la vida ajena con aires de superioridá, dejando caer indulgentes retazos de sabiduría a los pobres mortales. Profetas de piringundín arrabalero, por supuesto, en general la pifian de medio a medio, porque como dijo un tipo grande, una de las pocas cosas que pueden saberse y decirse es que en general uno sabe más bien poco. O nada. O casi nada. O un poco de casi nada. Pero bueno, está lleno el mundo de estos adoquines, que mire usted, a la final darían ternura si no fueran, cómo no, y debido a su penosa condición de iluminados, unos pedantes de catálogo. En fin. No importa, allá ellos, que seguro tienen muchos amigos con quienes conversar de cosas importantes...


Los Reyes Magos existen, decía, porque... A ver... Espere, voy a poner un ejemplo prá-ti-coc:

-Los Reyes Magos son los padres.
-¿Perdón?, ¿los padres de quién?
-Sus padres. Los padres de usted.
-Yo sólo tengo un padre...
-Cuando digo los padres me refiero a su padre Y a su madre. "Los padres"...
-¡Aaah!... Ahora sí. Pero vea, mis padres en general no se ponen de acuerdo en nada. Así que para este tipo de, digamos, conspiración como la que usted pretende hacerme creer, menos que menos... Perdóneme que le diga, pero no los veo...
-No hace falta que sean los dos, puede ser sólo uno de ellos...
-Será mi madre entonces... de acuerdo a su teoría. Mi viejo es bastante amarrete...
-Será su madre entonces.
-Seguro, y... ¡Aaah! Empiezo a darme cuenta... O sea que usted dice que mientras yo duermo mis padres se disfrazan de Reyes, se toman el agua, se comen el pasto... ¿Y con el tercero qué hacen? ¿Se alquilan a un morocho pa' que haga de Baltasar?
-¡No, no se disfrazan!... No hace falta, si...
-¡¿Cómo que no?! ¿Me está jodiendo? ¿Y si yo me levanto justo y los cacho? No me diga que me la voy a encontrar a mi vieja en camisón y a mi viejo en zolcillonca... ¿Está loco usted?
-Vea, mi amigo. Usted en ese momento está dormido, así que no importa cómo van vestidos. En cuanto al agua y el pasto, sencillamente, los tiran...
-¡¿Y si me paso la noche en vela?!... ¿Eh?
-No hay que descartar el uso de narcóticos... En fin, ¿entiende ahora?
-Ahá. Ta bienmmm... Y digamé, ¿por qué mi madre... o quizás mi padre, se harían pasar por los Reyes Magos? ¿Eh?

En este punto ya no saben muy bien qué contestarme, porque a todas luces a "los padres" más les convendría hacer los regalos en su propio nombre, en vez de hacerse pasar por otros. Digo, porque si es por hacerse pasar por alguien, mi viejo preferiría hacerse pasar por Perón, por ejemplo, para de paso ir adoctrinándome de chiquito con eso de los niños privilegiados... O Sandokán, que le gustaba. Andá a saber...

Porque, además, si es todo mentira, mire que es rebuscada. Tres fulanos, reyes en esta época de democracias parlamentarias, y, para colmo, magos -y encima, de cada pueblo un paisano-, que se vienen de allá donde el diablo perdió el poncho, con ¡camellos!, y que además son traficantes de especias, piedras preciosas y de regalos que no pagan impuestos... Es todo muy raro, qué quiere que le diga...

Así las cosas, lo invito a pasar a la crónica siguiente.

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